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domingo, 20 de octubre de 2013

Historiando cantares - Sigo esperando

Hola a todos.
En una nueva entrega de "Historiando cantares", presentamos al chamamé "Sigo esperando" con letra de Armando Nelli y musicalizado por Santiago Nicolás Verón. Fue grabado por primera vez por Tránsito Cocomarola y su conjunto, con las voces de Santiago Verón, Lisardo Cáceres y Julio Godoy.
El texto fue extraído del libro "Quevedo-Maidana y su conjunto correntino en el mundo del chamamé" (Ed. El Reino Guaraní, Buenos Aires, 2007) del profesor Roberto Gutiérrez Miglio.
Será hasta cualquier momento.
Pablo



Armando Nelli (1916-1992)
Fotografía: Antonio Tarragó Ros

Una noche del año 1966, en el Salón Princesa, Armando Nelli (Armando Reinald Nelli Grégori) le entregó a Santiago Nicolás Verón una poesía diciéndole "creo que está bien, y si te sale la música, ponésela".



En ese entonces Santiago Verón integraba el conjunto de Tránsito Cocomarola, que actuaba permanentemente en el Salón Princesa. Era la segunda etapa de Santiago Verón en el conjunto de Cocomarola. La primera etapa la había cumplido entre los años 1956 y 1961 como integrante del dúo Verón-Palacios, junto a Simón de Jesús Palacios. Independizado el dúo Verón-Palacios de dicho conjunto, continuó como conjunto propio hasta 1964 en que el dúo se separó. Simón de Jesús Palacios continuó con el conjunto "Verón-Palacios" con la 2da. voz de Catalino Verón, y Santiago Verón volvió al conjunto de Cocomarola.



En esta etapa de su carrera artística, año 1966, estaba Santiago Verón en el momento en que Armando Nelli le entregó esos versos, que finalmente terminaron siendo los del chamamé "Sigo esperando".



Santiago Nicolás Verón

Armando Nelli regenteaba los bailes del Salón Princesa, de la avenida Angel Gallardo 551, de Parque Centenario, que había inaugurado el 1° de enero de 1949. Y en ese salón realizó bailes hasta el año 1971. El salón tenía dos pistas: una arriba, donde se bailaba tango y tropical, y la otra abajo, donde se bailaba chamamé. Una vez que el salón Princesa cerró sus puertas en el año 1971, Armando Nelli abrió, en el año 1972, las puertas del Salón Nuevo Princesa en la sede del Club Premier, en la calle Campichuelo 472.


Le letra del chamamé "Sigo esperando", referida a un amor imaginario, que Armando Nelli le entregó en el Salón Princesa, Santiago Verón se la llevó a su casa de la ciudad de Corrientes para componerle la música. Y lo hizo de la manera que componía habitualmente sus temas musicales. En su casa, parte en el comedor, parte en el patio, tomando mate con su esposa Rosa Díaz, nacida en Mburucuyá, Corrientes. Va componiendo de a poco la música y con un grabador va grabando lo que compone, lo escucha, lo modifica, va agregando, hasta que lo termina. El paso siguiente es que su esposa escuche el tema completo, que opine, y que ella le dé su parecer, su consentimiento. Y así lo hizo también en este caso. La música del chamamé "Sigo esperando", Santiago Verón la finalizó en su casa de Corrientes. Con el próximo viaje del conjunto de Tránsito Cocomarola a Buenos Aires para actuar en el Salón Princesa, con Santiago Verón vino la música de la obra, y allí mismo, se la hizo escuchar a Armando Nelli antes que llegara el público. A Armando Nelli le gustó la música, y luego Santiago Verón se la entregó a Tránsito Cocomarola. De vuelta en Corrientes, comenzaron los ensayos en la casa de Cocomarola, en la avenida Ferré, y finalmente se realizó la grabación en 1966 con el trío de las voces de Santiago Verón, Lisardo Cáceres y Julio Godoy (LP "Postal correntina", Sello Philips, 1967). Previo a la grabación, la obra fue estrenada en el Salón Princesa por el conjunto de Tránsito Cocomarola con el mismo trío de voces (Nota: el profesor Enrique Piñeyro en su libro "Tránsito Cocomarola, vida y obra musical", indica que la grabación del disco se realizó el 26 de abril de 1967. También Gutiérrez Miglio, en una publicación más reciente, más precisamente en su libro "Tránsito Cocomarola, el taita del chamamé, y sus cantores" del año 2009, expresa que la grabación fue realizada en el año 1967).



También en el año 1966, el chamamé "Sigo esperando" fue grabado por el conjunto de Isaco Abitbol con las voces de Luis Alfredo Núñez y Publio Zamudio, el dúo Núñez-Zamudio (LP "Noviecita querida").



La grabación del chamamé "Sigo esperando" efectuada por el conjunto de Cocomarola fue escuchada por Ramón Ubeda y Carlos Alfonso, y como les había gustado se la llevaron a Ramón Quevedo y a "Toto" Maidana, ya que en ese momento eren las voces del conjunto. Y previo ensayo de rigor en la casa de "Toto" Maidana, en Villa Jardín, el chamamé "Sigo esperando" también, en 1966, fue grabado por el conjunto "Quevedo-Maidana" integrado por Ramón Quevedo (acordeón), Juan Feliciano "Toto" Maidana (bandoneón) y las voces de Ramón Ubeda y Carlos Alfonso (LP "Nostalgias del chamamé").


SIGO ESPERANDO

Letra: Armando Nelli
Música: Santiago Verón

Sigo esperando desde aquel día
cuando llorabas y te besé,
que no te pase como otras veces
que arrepentida a mí volvés.
Te has alejado llevando todas
mis ilusiones sin preguntar
si sufriría por esta ausencia
que me obligaste a soportar.

Aquellas noches de clara luna
fueron testigos de tu pasión
cuando entre besos y entre caricias
tú me ofrecías el corazón.
Pero no importa si has olvidado
las ilusiones que en ti forjé,
sólo recuerdo que me has brindado
momentos que nunca olvidaré.

Al evocarte siento nostalgias
porque te quise con todo amor,
si me parece que la distancia
más se ensañara con mi dolor.
No sé por qué yo te quise tanto
para que olvides mi gran querer,
busco consuelo en mi quebranto
pensando un día has de volver.

Fuentes consultadas:
-Gutiérrez Miglio, R. 2007 Quevedo-Maidana y su conjunto correntino en el mundo del chamamé. Ediciones El Reino Guaraní, Buenos Aires. 96 p.
-Gutiérrez Miglio, R. 2009. Tránsito Cocomarola "El taita del chamamé" y sus cantores. Ediciones El Reino Guaraní, Buenos Aires. 288 p.
-Piñeyro, E.A. 1996. Tránsito Cocomarola, vida y obra musical. Sembrando Producciones, Corrientes. 132 p.

lunes, 14 de octubre de 2013

Historiando cantares - El guazuncho

Hola a todos.
Retomando este espacio llamado "Historiando cantares", dejamos aquí la historia del ya clásico chamamé "El guazuncho", obra musical perteneciente a Adolfo Cipriano "Fito" Ledesma y Ernesto Montiel. El texto fue extraído del libro "Fito Ledesma, el capo del chamamé, y sus cantores", del profesor Roberto Gutiérrez Miglio.
Un agradecimiento al amigo Guido Rodríguez por la corroboración de algunos datos (Guido fue asimismo colaborador del presente libro del profesor Gutiérrez Miglio).
Será hasta la próxima.
Pablo

Adolfo "Fito" Ledesma. 
Tapa del disco "Mis recuerdos" del año 1968.

El chamamé "El guazuncho" lo compuso "Fito" Ledesma mientras tomaba mate, repasaba temas y creaba melodías, en su casa de la calle Pringles 1928, entre Curupaytí y Cervantes Saavedra, en General Pacheco, provincia de Buenos Aires. El nombre del tema se lo asignó doña Sebastiana Esquivel, esposa de Dámaso del Valle y madre de Carmen Esquivel, esposa de "Fito" Ledesma. Allí, en la casa de "Fito" Ledesma concurrían numerosos músicos y ocasionalmente también concurría Ernesto Montiel. Tomaban mate, ejecutaban el acordeón, y entre tema y tema solía escucharse "El guazuncho". Corría ya el año 1965 y "Fito" aún no tenía formado su propio conjunto, en tanto Ernesto Montiel estaba al frente de su prestigioso Cuarteto "Santa Ana". Y ese mismo año lo llevó al disco con dicho cuarteto. Pasó el tiempo, vinieron numerosas grabaciones, "El guazuncho" se convirtió en un tema clásico y en un símbolo de "Fito" Ledesma, que luego con su conjunto lo llevó al disco en cinco oportunidades, en los años 1968 (disco "Mis recuerdos", Sello Asunción), 1980 (disco "Poniéndole el moño", Sello Polydor), 1988 (cassette "Aroma de las gramillas, Sello Leader Music), 1999 (disco compacto "Más capo que nunca", Sello San Miguel) y 2005 (disco compacto "Recuerdos entre amigos", Sello Abraham Helú), en algunos casos con glosas, que nada tienen que ver con el guazuncho, a cargo de Isidro Rodríguez y de "Freddy" Acevedo.

Esas mismas, preexistentes y viejas glosas que "Fito" Ledesma incorporó al "El guazuncho" en el año 1988, ya habían sido grabadas antes en el año 1969 por Ernesto Montiel con el Cuarteto "Santa Ana", en el tema "Polquita de Taragüí", perteneciente a Ernesto Montiel, Ricardo Scófano y Lucas Falcón.

"El guazuncho" también fue grabado en el marco del conjunto de Tránsito Cocomarola por "Fito" Ledesma solo con su acordeón con guitarras, sin el bandoneón del "Taita", en el año 1967.

Cabe acotar finalmente y por otra parte, que el guazuncho es el nombre de un animal, un venado montés de color canela oscuro, y que a él se refiere el nombre que le asignó doña Sebastiana Esquivel, suegra de "Fito" Ledesma, al famoso chamamé.

EL GUAZUNCHO

Gritan gloria los cantares
desde la tierra al confín,
vibra el sonoro clarín
que esparce notas galanas
saludando con su diana
la tierra de San Martín.

Música: "Fito" Ledesma y Ernesto Montiel

Grabado por "Fito" Ledesma y su conjunto en 1968 y 1980 sin recitado, en 1988 y 2005 con recitado por Isidro Rodríguez, y en 1999 con recitado de "Freddy" Acevedo.

Texto extraído de:
Gutiérrez Miglio, R. 2012. Fito Ledesma "El capo del chamamé" y sus cantores. Ediciones El Reino Guaraní, Buenos Aires. pp. 179-180.

lunes, 8 de julio de 2013

Historiando cantares - Caraícho

Hola a todos.

Gracias a la colaboración del amigo Angel Miguel Luna, quien me dio a conocer el sitio web "Campo Litoral" de la ciudad de Santa Fe, les dejo este relato en donde se cuenta la historia del ya célebre "Caraícho" Ledesma, aquel personaje que fuera inspiración para que el genial Mario Millán Medina lo retratara tan risueñamente en la poesía chamamecera. 

Y qué mejor idea ésta que la de incluirla en un "Historiando cantares". Aquí está entonces para todos ustedes, la emocionante historia de "Caraícho" Ledesma. 
El texto completo así como la fotografía adjuntada (gentileza de la familia Yermanos) puede ser leído desde su fuente original en el sitio web "Campo Litoral", suplemento del diario "El Litoral" de Santa Fe (link de acceso AQUI). 
Hasta la próxima.
Pablo


Estampa correntina: la boina, el pañuelo y el Colt a la cintura. 
Fotografía gentileza de familia Yermanos.


CARAÍCHO LEDESMA

La historia de un hombre, de una amistad y de una vida que, a veces, separa a los hombres que la transcurren mano a mano, forjando un lazo que perdura para siempre...

“Caraícho” Ledesma habría nacido en Corrientes allá por el año 1912. De chico, con su hermano mayor y su madre cruzaron el Río Paraná a Villa Ocampo (provincia de Santa Fe), pues la cosecha de caña de azúcar daba trabajo a mucha gente y ellos estaban necesitados. Con el paso de los años, “Caraícho” se fue haciendo un mozo simpático, querido por todos, amante de una buena caña por las noches y en los domingos -cuando podía- se tomaba más de una, porque ese día no se trabajaba. No le disgustaba trabajar en la cosecha y cuando ésta finalizaba realizaba changas varias, como ayudar en las yerras, cuidar y arrear ganado y tantas otras tareas propias del campo.


Una noche, fuera de época de zafra, en el rancho donde aún vivía con su madre, su esposa Ana y sus dos hijos, la madre le comentó que en la barraca de Doña Mónica de Yermanos pedían un ayudante. El hombre nunca había trabajado en una barraca y saladero de cueros, pero era rápido para aprender cualquier oficio.



A la mañana siguiente, se presentó con su mejor ropa en la oficina de la barraca y allí encontró al hijo de Doña Mónica, Hugo, que ayudaba a su madre en el negocio de los cueros. Éste, sentía fascinación por la gente con aire diferente, con algo que demostraba inteligencia y honradez. Y apreciaba, con el mejor humor, la imaginación. Escuchó atentamente la historia de “Caraícho”, en silencio. Una historia larga, llena de detalles sobre el viaje de Corrientes a Villa Ocampo, de peripecias increíbles, de anécdotas sobre las zafras, donde nunca faltaba algún “aparecido”, “pora”, “angüera”, “lobizón”, “luz mala” o algún muerto por cuestiones de amor o enfrentamiento con los “Gorra Caldera”, etc.

Hugo, que a partir de ese momento pasó a ser su “Cumpa”, contrató de inmediato  a “Caraícho”. Acordaron la paga y los días y horario de trabajo.

De a pata

Hugo le insistía siempre que usara las botas, porque la salmuera era brava y podía estropear la piel de sus piernas. “Caraícho”, habituado a la alpargata, le escapaba a las botas de goma, pero de tanto en tanto y cuando éste último lo miraba, las usaba para dejar conforme a su patrón.

Hugo se casó, tuvo sus hijos, “Caraícho” tuvo tres hijos más, lo que sumaban cinco y los años fueron pasando. La barraca era próspera y nunca faltó en el hogar de “Caraícho” la comida para su familia, la ropa y los útiles para la escuela de sus hijos.

Durante muchos años siguió todo con la rutina acostumbrada. Don Hugo y “Caraícho” envejecían, sus hijos se hicieron grandes. Los chicos de la familia y de todo el barrio, lo esperaban todos los días que regresara del matadero con sus achuritas con las cuales preparaba una fritanga que era devorada en pocos minutos por los chiquilines, quienes inflaban la “chupa” (vejiga) de los animales para jugar a la pelota. El hombre tenía un imán para atraer a los niños y hacerlos reír con su forma de hablar, con sus interminables anécdotas, su risa y las visitas a la barraca. Los dos hijos mayores de “Caraícho” se radicaron en Buenos Aires, buscando nuevos horizontes y una vida que en el pueblo nunca tendrían.

Una mañana, al alba, Don Hugo se acercó a la barraca, en silencio, y vio los pantalones de su peón arremangados y a pesar de la escasa luz, notó las pantorrillas de “Caraícho” totalmente ulceradas, por el efecto de tanto contacto con la salmuera. “Vamos, vestite, te voy a llevar a Reconquista para que te vean los médicos”- ordenó Don Hugo. Y partieron enseguida. Los médicos que vieron las piernas de “Caraícho” coincidieron en que no podía trabajar más con la salmuera y le recetaron unas pomadas y unas pastillas que todos los días debía tomar.

Durante los días que siguieron, la esposa de Don Hugo controlaba que “Caraícho” tomase las pastillas y se pusiera las pomadas. Algo mejoraron las piernas, pero Don Hugo ya había puesto a otro peón para que entrara a la batea a trabajar con la salmuera. A “Caraícho” le hacía hacer mandados y le pedía que ayudara a cargar y descargar el camión, de tanto en tanto y se lo llevaba siempre en los viajes a buscar cueros.

Destino final

Y un día, Eladio, el mayor, le dijo que iría a buscarlo para que pasara unos días en Buenos Aires. “Caraícho” le preguntó a Don Hugo si le daría permiso, y su patrón, con voz apagada le contestó que podía ir cuando quisiera, que le iba a hacer bien tomar un descanso y conocer la Capital. Y “Caraícho” partió. Don Hugo se despidió de él con un abrazo, sintiendo el corazón apretado por la angustia. “Caraícho” le dijo, antes de que el ómnibus arrancara, por la ventanilla: - “Prontito nomá estoy de vuelta, “Cumpa”, quédese tranquilo”.

Pasaron quince días, pasó un mes y no había noticias de “Caraícho”. Don Hugo, entonces, comenzó a escribirle cartas, en las que decía que todos lo extrañaban y podía volver cuando quisiera y que además se ofrecía para ir a buscarlo. Como respuesta llegó una carta del hijo mayor, donde le pedía que mandara todos los papeles de la jubilación de su padre, para poder cobrar en Buenos Aires. Don Hugo hizo tal como se lo pidieron. En los meses siguientes mandó más cartas, todas ellas sin contestación.

Como al año, llegó a Villa Ocampo la noticia de que “Caraícho” había muerto, según dichos de sus allegados, de tristeza por no poder volver a su terruño. Para Don Hugo fue un golpe difícil de superar. Días después, llegó al pueblo Emilio, el segundo de los hijos de “Caraícho”. Buscó a Don Hugo y le entregó un paquetito, con las cartas que Don Hugo había mandado a su padre, “pero mi hermano nunca quiso que papá las leyera, porque no quería que le volvieran las ganas de regresar, y yo tuve que obedecerle. Papá, antes de morir, nos pidió que le escribiéramos a usted para que lo vaya a buscar. Pero ya no hubo tiempo”. Al oír esto, Don Hugo dejó escapar un sollozo de su pecho y no pudo contener las lágrimas que brotaron de sus ojos.

Una noche, al llegar a la cantina del pueblo se encontró con un hombre desconocido. Era un compositor de chamamés, que pasaba por Villa Ocampo buscando historias para su repertorio. Don Hugo se presentó y le dijo: “Soy el dueño de la Barraca Yermanos y tengo la historia que usted busca”. Hablaron por horas, y ya de madrugada, se despidieron. Meses más tarde, en todas las radios del nordeste se escucharía uno de los chamamés más sentido y pintoresco que por tiempo se había escuchado en el litoral: “Caraícho”, de don Mario Millán Medina.


Don Mario Millán Medina
(fotografía gentileza del Sr. Rubén Diez, Goya, Corrientes).

CARAÍCHO

Letra y música: Mario Millán Medina

Si vengo arrastrando el poncho
agárrenla como quieran,
soy criollo y tengo plata
no tomo copas ajenas.

A ver ché gringo bolichero
servile a todos la vuelta
que le tiro por la cara
al gente “aigüé” que me desprecie.

Soy criollo pa’ lo que gusten
y tengo plata aquí ande quiera
aunque venga con revólver
el más mentao “gorra caldera”.
No le temo a las “poras”,
ni le temo a las “angüeras”
si habré corrido fantasmas
y también a los “gorras queseras”.

II

Soy criollo trabajador,
sirva gringo a quién le guste
que si me doy vuelta el cinto
no será por charamuscas.

Soy Caraícho Ledesma
el que grita y las aguanta
y si tengo gana ‘e pelar
ha’ e ser porque tengo plata.

Soy criollo pa’ lo que gusten
y tengo plata aquí ande quiera
aunque venga con revólver
el más mentao “gorra caldera”.
No le temo a las “poras”,
ni le temo a las “angüeras”
si habré corrido fantasmas
y también a los “gorras queseras”...

sábado, 22 de junio de 2013

Historiando cantares - Canto a mi madre

Hola a todos.

Continuando con este espacio que dimos en llamar "Historiando cantares", dejamos la historia del chamamé "Canto a mi madre", compuesto en el año 1959 por Héctor Chávez y Salvador Miqueri. Como un dato curioso, este tema fue grabado casi 40 años después por Héctor Chávez con su Conjunto "Úbeda-Chávez", con el acompañamiento en la 1ra. voz de Ada Azucena Vallejos.
Hasta la próxima.
Pablo




Conjunto "Tradición": Héctor Chávez (guitarra y 2da. voz), Ramón Bernárdez (bandoneón), Paquito Ubeda (guitarra y 1ra. voz) y Lorenzo Valenzuela (acordeón). Fotografía tomada del sitio Fundación "Memoria del Chamamé".


Héctor Chávez junto a Pascasio "Paquito" Úbeda, integraba el dúo "Úbeda-Chávez" y desde el año 1954, junto a Ramón Bernárdez en bandoneón y a Lorenzo Valenzuela en acordeón, en el marco del "Conjunto Tradición", realizaban permanentes y exitosas actuaciones en el Salón Verdi de La Boca, a la vez que realizaban giras artísticas por diferentes localidades del interior del país, y en particular por el Litoral. En una de esas giras el "Conjunto Tradición" realizó actuaciones en la ciudad de Mburucuyá, y allí Héctor Chávez conoció a Salvador Miqueri y a Eustaquio Vera.

Años después, corría 1959, Héctor Chávez compuso una música y escribió unos versos dedicados a su madre, doña Margarita Barrufaldi, exaltando sus virtudes, y a la vez demostrando su amor filial. Pero si bien la música estaba completa, los versos que había escrito solamente eran los de la primera parte y el estribillo, faltando los versos de la repetición de la primera parte musical, de la primera bis. En esos días fue a visitar a Salvador Miqueri que se encontraba en Buenos Aires porque el Conjunto "Vera-Lucero" había venido a grabar discos. Salvador Miqueri, Eustaquio Vera y los músicos del conjunto estaban alojados en el hotel "La Argentina", de Avenida de Mayo 860, y allí fue Héctor Chávez a visitar a su amigo. Conversando sobre aspectos artísticos y musicales, Héctor Chávez le mostró a Salvador Miqueri la música y los versos que había escrito para su madre, y juntos subieron a la habitación del hotel. Y allí, en la habitación del hotel "La Argentina", en unos minutos nomás, Salvador Miqueri escribió los versos correspondientes a la primera parte bis de la obra, completando la letra del chamamé "Canto a mi madre".


Entre las grabaciones realizadas en ese año 1959 por el Conjunto "Vera-Lucero", Salvador Miqueri incluyó entonces el chamamé "Canto a mi madre", con su letra completa (Nota: en este blog se lo puede descargar desde el disco "Mburucuyá de mi infancia"). Integraron este conjunto, Argentino Lucero (Salvador Miqueri) en 1ra. voz y guitarra, Eustaquio Vera en 2da. voz y guitarra, Avelino Flores en bandoneón y Norberto Gómez en acordeón. Luego lo grabó el dúo "Dalera-Carranza", integrado por Rodolfo Dalera y Aldo Carranza, que interpretaban música cuyana y habían sido cantores del conjunto del pianista Alberto Castelar. 



En el año 1962, el dúo "Úbeda-Chávez" se desvincula del "Conjunto Tradición" para formar el Conjunto "Úbeda-Chávez". Corría el año 1993 y volvía a unirse una vez más el dúo "Úbeda-Chávez" (por 3ra. vez), después de largo tiempo, integrado por Ramón Arias (acordeón) y con Gabino Chávez (hijo de Félix Chávez), en 3ra. voz y guitarra. Esta formación grabó dos discos: "El esperado regreso del dúo Ubeda-Chávez" (1993) y "Canto de mi raza" (1995). En el año 1997 se aleja Gabino Chávez y se incorpora al grupo, Ada Azucena Vallejos. Alcanzan a grabar el disco "Soy" en dicho año, desintegrándose nuevamente el conjunto (por 4ta. vez y en forma definitiva). En este disco "Soy", en el año 1997 y luego de casi 40 años de haber creado "Canto a mi madre", Héctor Chávez haciendo la 2da. voz, graba su chamamé con Ramón Arias (acordeón), "Paquito" Úbeda (guitarra) y Ada Azucena (1ra. voz). 


Conjunto "Úbeda-Chávez" (año 1997): Pascasio "Paquito" Úbeda, Ramón Arias, Héctor Chávez y Ada Azucena.

CANTO A MI MADRE 
(Héctor Chávez - Salvador Miqueri)

Con la ternura suprema
dedico mi humilde canto
a mi madrecita buena,
la del amor puro y santo.

La que con tiernas caricias
ha hecho que mi existencia
se poblara de delicias
cual un niño en su inocencia.

Estribillo


Por eso yo elevo
mi cantar a Dios
y con él mi ruego 
para que 
premie su amor.
Amor que en el mundo
otro igual no habrá
porque es tan profundo
que por siempre reinará.

En mis horas no hay tristeza
si te veo madre mía,
tan feliz soy cuando besas
que rebozo de alegría.
No quisiera verme nunca
huérfano de tu ternura,
pues sería mi vida trunca
desdichada, sin dulzura.



Fuente:

Gutiérrez Miglio, R. 2008. Salvador Miqueri y el legendario dúo "Vera-Lucero". Ediciones El Reino Guaraní, Bs. As. p. 40.

viernes, 31 de mayo de 2013

Historiando cantares - Imploración

Hola a todos.
Dejamos aquí la historia del chamamé "Imploración", extraída del libro de Roberto Gutiérrez Miglio "Salvador Miqueri y el legendario dúo Vera-Lucero" (Ediciones El Reino Guaraní). Este chamamé constituye una de las obras más conocidas de don Salvador Miqueri y quien usara el nombre artístico de Argentino Lucero cuando lo grabó por primera vez el 11 de septiembre del año 1956 integrando el "Trío Cocomarola".
Será hasta la próxima.
Pablo



El chamamé "Imploración" nació al promediar el año 1956 cuando Salvador Miqueri era requerido asiduamente, ya desde mucho tiempo atrás, por los novios enamorados para brindar serenatas a sus amadas en la ciudad y en las afueras de Mburucuyá, o por los pretendientes que a través de la serenata buscaban sensibilizar el corazón de la mujer pretendida.



Salvador Miqueri salía a dar serenatas con sus músicos amigos Eustaquio Miño, "Tito" Miqueri, Fortunato Fernández, por las calles solitarias de Mburucuyá cuando a las 12 de la noche se apagaban las luces de la ciudad. A esa hora, y alumbrados solamente por la luz de la luna, era el momento de salir a dar la serenata. Y para tener un tema acorde con ese cometido fue que Salvador Miqueri escribió el chamamé "Imploración", una obra que se ajusta totalmente al espíritu de la serenata. Sus versos y su música permiten que la labor se cumpla con total efectividad.


El cielo azul, la noche para amar,
la luna brilla ya con todo su esplendor.
Todo está ya en silencio arrobador,
en ronda cadenciosa iremos a cantar.
Quiero que en sueños puedas escuchar
las súplicas de amor que lleva mi cantar
y que al conjuro de mi gran pasión
recuerdes niña hermosa a tu trovador.

Llego a tu reja mi bien,
tan sólo por decirte que mi canción
afluye de mis labios con frenesí,
canción hecha palabras que el corazón
siente por ti.

Te quiero con el alma bella mujer,
y anhelo que contigo pueda gozar
de la dicha infinita de tu besar,
de tu tierna mirada, de tu querer.

Si te asomaras para responder
a este clamor sublime que es mi imploración,
yo te aseguro que conseguirás
realizar los sueños de mi corazón.
No retacees divina mujer
y muéstrame tan bella como te soñé,
rivalizando con la noche azul
y los mil sortilegios de la ensoñación.

Evidentemente el chamamé "Imploración" tiene una muy bien lograda poesía apta para brindar una serenata, a la vez que tiene una música acorde a la letra, que se ve complementada con una larga introducción musical que da el ambiente óptimo para la serenata, predisponiendo, preparando el terreno, como para que cuando lleguen los acordes musicales a la destinataria, todavía no se haya comenzado con el canto, y no se pierda nada de la poesía.



El chamamé "Imploración" fue grabado por primera vez el 11 de septiembre de 1956 por el "Trío Cocomarola" cantando como solista Argentino Lucero (Salvador Miqueri), en razón de que resulta difícil cantarlo a dúo por sus propias características, por su espíritu serenatero. Su esencia no es para ser cantado a dúo. En esa primera grabación el canto sólo comprendió la primera parte y el estribillo con una larga introducción musical que ambienta la serenata. En la segunda grabación que hizo Salvador Miqueri, en el año 1999, con el conjunto "Trébol de Ases", también con una larga introducción musical, cantó el tema completo incluyendo la primera parte bis.



El chamamé "Imploración" es el tema que Salvador Miqueri considera que es el más importante de todos los que compuso, el más exitoso, y el que más satisfacciones le ha dado. "Imploración" es el espíritu mismo de la serenata. El chamamé "Imploración" es la voz del enamorado que le hace llegar a su amada todo su romántico sentir a través de los versos manifestados en la nocturna serenata, en un silencio arrobador, bajo el cielo azul que sólo está iluminado por el brillo de la luna.


Fuente:

Gutiérrez Miglio, R. 2008. Salvador Miqueri y el legendario dúo Vera-Lucero. Ed. El Reino Guaraní, Buenos Aires. pp. 44-45

martes, 19 de marzo de 2013

Historiando cantares - La Delia

Hola a todos.
En esta oportunidad traemos aquí la historia del chamamé "La Delia", aquel que compusieran Roque Librado González y Bruno Mendoza y que el primero lo grabara en el año 1968 integrando el conjunto de Tránsito Cocomarola.
Esta historia la comencé a esbozar hace unas semanas y hace instantes me acabo de enterar a través de Bruno Mendoza, del fallecimiento de la señora Delia Díaz de González acaecido el pasado viernes 15 de marzo. Vaya entonces nuestro recuerdo para ella y las condolencias para don Roque González, su hijo Roque Luis y toda su familia.
Pablo




El dúo de las hermanas Díaz estuvo integrado por Delia Díaz y por Rubina Díaz. Delia Ignacia Díaz nació el 31 de julio de 1938 y fue la primera voz del dúo, en tanto Francisca Gerónima Díaz, artísticamente Rubina Díaz, nació el 1º de octubre de 1940 y fue la segunda voz del dúo. Ambas hermanas nacieron en la ciudad de San Luis del Palmar, provincia de Corrientes, y se radicaron desde niñas con su familia en la localidad de Presidencia Roque Sáenz Peña, provincia del Chaco.

Su padre, que era músico, les enseñó a cantar y en el año 1964 debutaron cantando en público en diversas localidades del Chaco. En el año 1965 las hermanas Delia y Rubina Díaz llegaron a Buenos Aires desde la provincia de Corrientes acompañadas por el acordeonista Aníbal Maldonado, presentándose en un concurso de voces, con la ilusión de un futuro artístico.

Ese mismo año fueron requeridas por el músico paraguayo Juan Carlos Soria para que se incorporaran a su orquesta típica paraguaya con la cual amenizaba su propio salón bailable llamado "Mi Ranchito".

Con la orquesta de Juan Carlos Soria, las hermanas Díaz intervinieron en la grabación de un disco en ese mismo año 1965. Dejaron cuatro temas grabados que fueron las polcas paraguayas "Revendedora" y "Reina morena", el chamamé "El rutero" y "De nuevo tu amor". Con la orquesta de Juan Carlos Soria, las hermanas Díaz realizaron una gira actuando en distintos bailes de diferentes localidades de la provincia de Misiones (Argentina) y del departamento Itapúa (sur del Paraguay), presentándose en diversos escenarios y ante los micrófonos de ZP5 Radio Encarnación.

Desvinculadas de la orquesta típica paraguaya de Juan Carlos Soria, las hermanas Díaz en el año 1966 fueron presentadas en el Teatro "Juan de Vera" de Corrientes capital por Tránsito Cocomarola quien las acompañó con su conjunto en dicha presentación teatral.

Y así, en el mes de febrero del año 1967, las hermanas Díaz registraron nuevas grabaciones, pero esta vez ya no fue con música y con orquesta paraguaya, sino con un conjunto chamamecero. Grabaron cuatro temas, "Ida Zulma" (de Antonio Alfredo Miranda), "A una virgen guaraní" (de Tránsito Cocomarola y Santiago Adamini), "Bañado Norte" (de Tránsito Cocomarola y Odilio Godoy) y "Bienvenido forastero" (de Nelson Giles), acompañadas por un conjunto integrado por Tránsito Cocomarola y Bruno Mendoza en bandoneones, Aníbal Maldonado en acordeón y Antonio Niz en guitarra, todo bajo la dirección musical del "Taita".

Luego, en el mes de diciembre de ese año 1967, el dúo de las hermanas Díaz volvió a llegar al disco grabando cuatro temas más, "Mi regreso", "Los troperos", "Que viva la tradición" y "Tesoro", acompañadas por un conjunto integrado por Blas Martínez Riera en bandoneón, Raúl Cáceres en acordeón y los guitarristas Héctor Chávez y Oscar "Cacho" Espíndola.

Finalmente, completando la serie de grabaciones las hermanas Díaz registraron cuatro temas más, entre ellos "Vivo soñando" y "Litoraleña".

En el año 1968, Delia Ignacia Díaz contrajo matrimonio con el acordeonista Roque Librado González, quien la homenajeó dedicándole su chamamé instrumental "La Delia", en compañía con Bruno Mendoza. El mismo fue grabado por Tránsito Cocomarola y su conjunto en el año 1968 en el cual se lució Roque Librado González en el acordeón sin la intervención del bandoneón de Tránsito Cocomarola (disco "Fortín Correntino" Sello Philips Nº 82197 PL). Completaban el conjunto, Lisardo Cáceres y Santiago Verón (guitarras y voces).


Roque Librado González


El día viernes 15 de marzo de 2013, cerca de las 22 hs, dejó de existir Delia Díaz, la musa inspiradora del chamamé "La Delia" y que acompañara a don Roque González por más de 40 años.

Fuentes consultadas:

Gutiérrez Miglio, R. 2009. Tránsito Cocomarola "El Taita del Chamamé" y sus cantores. Ed. El Reino Guaraní, Buenos Aires. 288 p.

sábado, 16 de marzo de 2013

Historiando cantares - Angelita

Hola a todos.
En esta entrega dejamos la historia del chamamé "Angelita", obra musical del genial bandoneonista chaqueño Marcos Bautista Bassi con versos escritos por Carlos Gualberto Meza. Fue grabado por primera vez en el año 1963 por Marcos Bassi y "Los Caballeros del Chamamé", cantando el recordado dúo "Acuña-Ávalos".
Para completar el relato realizado por el Prof. Roberto Gutiérrez Miglio, se agrega la letra del tema.
Será hasta la próxima.
Pablo



Marcos Bautista Bassi


La destinataria del chamamé "Angelita" es Ángela Sotelo, segunda esposa de Marcos Bassi. Se casaron en segundas nupcias en el año 1960 y tuvieron una única hija con el nombre de Ángela Itatí Bassi, nacida en Buenos Aires el 28 de septiembre de 1964.



Ángela Sotelo de Bassi


Cuando Marcos Bassi grabó su chamamé "Angelita" corría el año 1963 y hacía un año que estaba radicado en Buenos Aires. El noviazgo con Angelita había durado muy poco tiempo, unos meses nomás, porque el padre de ella no lo quería a Marcos Bassi para su hija. No obstante, y si bien el noviazgo fue breve, estuvieron juntos aún antes de casarse, en ese año 1960, permaneciendo unidos hasta la muerte del músico en el año 1983.

El padre de Angelita se llamaba Rómulo Sotelo y la madre se llamaba Adolfa Medina de Sotelo. Angelita nació en Puerto Tirol el 25 de abril de 1931 y tenía cinco hermanos o sea que eran seis los hijos del matrimonio de Adolfa y Rómulo.

En el año 1963, Marcos Bassi y Ángela Sotelo vivían en la casa de la calle La Rioja y Av. Calchaquí, en Quilmes Oeste, atrás del recreo "Fangio", salón bailable que regenteaba como empresario el mismo Marcos Bassi, Ángela Sotelo y su hermano Isidro Bassi.





El recreo "Fangio" abrió sus puertas en el año 1963 y las cerró en el año 1973, cuando Marcos Bassi y su familia se radicaron definitivamente en Resistencia, Chaco. Estaba ubicado en la calle La Rioja 1580, entre la Av. Calchaquí y la calle sin nombre que actualmente se llama Urrestarazu, de Quilmes Oeste. En el recreo, Marcos Bassi con su conjunto amenizaba los bailes, en tanto Ángela Sotelo atendía el buffet y su hermano Isidro Bassi oficiaba de guardapista ya que era policía. Los restantes números musicales de chamamé que complementaban las actuaciones de Marcos Bassi, y los de música tropical, los intercambiaba con Cristian Rasmussen que los presentaba en su salón "Belgrano", ubicado en el Camino General Belgrano Nº 4322, de Villa Domínico. En el recreo "Fangio" actuaban, además de los conjuntos chamameceros, los números de música tropical y moderna del momento, como el Cuarteto Imperial, Sandro, Leo Dan, "Pepito" Pérez, etc., distinguiéndose como animador Ramón Jara.

Marcos Bassi denominó a su salón bailable como recreo "Fangio" porque a una cuadra y media de allí estaba el bar "Fangio", en Av. Calchaquí y Lamadrid, que era un punto de referencia en el camino, en la Av. Calchaquí, que era por donde transitaban los autos y los micros.

Marcos Bassi compuso su tema "Angelita" pulsando las notas de su bandoneón allí mismo, en el recreo "Fangio", antes de que fuera llegando el público al baile, y luego le pidió a Carlos Gualberto Meza que le escribiera los versos para homenajear a Angelita. Y allí en el recreo, mientras Marcos Bassi ejecutaba su chamamé instrumental, Carlos Gualberto Meza le fue escribiendo los versos.

A partir de entonces, sus chamamés "Margarita Belén" y "Angelita" siempre fueron interpretados en las actuaciones del conjunto de Marcos Bassi.

El chamamé "Angelita" fue grabado en tres oportunidades por Marcos Bassi:

1) Por el conjunto "Los Caballeros del Chamamé" dirigido por Marcos Bassi, con las voces de Leoncio Acuña (2da. voz y guitarra) y Conrado Ávalos (1ra. voz y guitarra) en el año 1963 (disco "Los Caballeros del Chamamé", Sello Music Hall Nº 12304). Integraban además el conjunto, Antonio Alegre (acordeón) y Antonio Sandoval (contrabajo).
2) Por Marcos Bassi y sus "Caballeros del Chamamé" con las voces de Cayetano "Tato" Acevedo (2da. voz y guitarra) y Evaristo Acevedo (1ra. voz y guitarra) en el año 1976 (disco "Jamás te olvidaré", sello RCA Victor CAS Nº 3479). Integraban además del conjunto Antonio Alegre (acordeón), Félix Duarte (acordeón) y Francisco Ríos (2da. voz y guitarra).
3) Por Marcos Bassi y su conjunto, sin la intervención de Marcos Bassi, con las voces de Rolando Cejas (1ra. voz y guitarra) y Marcial Moyano (2da. voz y guitarra) en el año 1981 (disco "Para los amigos del chamamé", sello Magenta Nº 038/2). Integraban además el conjunto, Agustín Maidana (bandoneón), "Paquito" Agüero (bandoneón) y Esteban Rivero (acordeón).

Finalmente, el dúo integrado por Leoncio Acuña y Carlos Ávalos dejó una versión del chamamé "Angelita" en el año 1990 (disco "El regreso del dúo Acuña-Avalos. Homenaje a los colegas", sello Yatay Nº 1975). Con Andrés García (bandoneón) y Anselmo Barrios (acordeón).



ANGELITA (chamamé)

Letra: Carlos Gualberto Meza
Música: Juan Bautista Bassi

Jamás olvido la noche aquella
allá en el Chaco en mi juventud,
plata de luna y oro de estrellas,
llegaba alegre un mbarakapu.
Allí entre flores yo iba libando
el dulce néctar cual picaflor,
pero una rosa me fue embriagando,
y era Angelita, capullo en flor.

Angelita,
son tus labios rojos que me apresan
con hechizo cautivante,
y es una brisa cuando besan.
Angelita,
hay misterio en lo negro de tus ojos,
y hay dulzura en tu sonrisa,
que despiertan mis antojos.

Encantadora es la chaqueñita,
la de Fontana y Puerto Tirol,
pero al besarme dulce Angelita
no la comparo con la mejor.
De la calandria y la reina mora
ella es el canto del mes de abril,
el viento fresco cuando la aurora
no trae perfume del pachulí.




Fuente:

Gutiérrez Miglio, R. 2008. Marcos Bassi y sus Caballeros del Chamamé, con el "Dúo de Oro" Acuña-Avalos. Ed. El Reino Guaraní. 96 p.

sábado, 9 de marzo de 2013

Historiando cantares - Bañado Norte

Hola a todos.
En esta oportunidad se publica la historia del célebre chamamé "Bañado Norte" de Tránsito Cocomarola y que al que posteriormente Odilio Godoy le agregara la letra. Hace alusión al barrio "Bañado Norte" de la capital correntina y fue grabado por primera vez por el "Trío Cocomarola" y en forma instrumental el 13 de septiembre de 1946. Posteriormente y en forma cantada, Damasio Esquivel con su conjunto y con la voz de Odilio Godoy, fue grabado el 10 de septiembre de 1953.
Será hasta la próxima.
Pablo

Tránsito Cocomarola con el dúo Cejas-Ledesma (año 1947).


El barrio Bañado Norte de la ciudad de Corrientes, está ubicado sobre el río Paraná, en Punta Aldana, donde desemboca el riacho Pasito, que da lugar a la formación del Bañado Norte el cual se extiende por los barrios Anahí y Lomas del Mirador hasta Punta Molina, lindando a su vez con los barrios Nuestra Señora de Pompeya, Plácido Martínez y Aldana, teniendo enfrente a las islas Larga y Talarcito, y allá lejos, río Paraná de por medio, la isla Talar.

Este barrio Bañado Norte tiene relación importante con el chamamé, no solamente por poseer una bella página musical que lo recuerda cual un himno, sino también por su propia historia de pistas bailables, que lo identifican como un baluarte del chamamé. Aún resuenan los bandoneones, acordeones y los dúos chamameceros en las pistas "9 de Julio" y "El Fantasio". La pista "9 de Julio" estaba ubicada en la calle México y Plácido Martínez (hoy, Coronel Baibiene), mientras que la pista "El Fantasio", que luego pasó a denominarse "Estrella del Norte" y cuando la arrendó Tránsito Cocomarola, "El Odeón" en la calle Vélez Sársfield al 400.

Fue en el año 1968 cuando Tránsito Cocomarola lo fue a buscar a Alfredo Almeida a su casa de calle Vélez Sársfield 449, del barrio Bañado Norte, ubicada enfrente de la pista "El Odeón" y le comentó que venía de Buenos Aires donde había actuado en el salón "El Gaucho Quero". Cocomarola le preguntó si quería incorporarse a su conjunto ya que tenía previsto realizar algunas giras artísticas. Alfredo Almeida aceptó y se incorporó al conjunto. Y sucedió que cuando Tránsito Cocomarola lo pasó a buscar a Alfredo Almeida por su casa para realizar un viaje a la ciudad de Posadas (Misiones) para actuar, iban en la camioneta de Cocomarola y a poco de salir, a la vuelta de la casa de Almeida, detuvo la marcha del vehículo a mitad de cuadra en la calle Perú (hoy, Gobernador Gallino) entre Plácido Martínez (hoy, Coronel Baibiene) y Quintana (hoy, Agustín P. Justo) y le dijo textualmente "en este lugar compuse la música del chamamé "Bañado Norte". Luego arrancó la camioneta y a tres cuadras de allí, a mitad de cuadra de la calle Santiago del Estero entre 25 de Mayo (hoy, Dr. Felipe Cabral) y Quintana (hoy, Agustín P. Justo), paró nuevamente la camioneta y le dijo "en este lugar funcionaba el burdel El Gato Negro y acá yo tocaba cuando tenía 15 años y usaba pantalón corto, y los mayores me hacían pasar por sobre el muro para que no me viera entrar la policía". Luego arrancó nuevamente la camioneta y continuaron el camino con rumbo a la prevista actuación artística.

El chamamé "Bañado Norte" fue llevado al disco en forma instrumental por el "Trío Cocomarola", integrado por el mismo Tránsito Cocomarola y por los entrerrianos José Cejas (1919-2009) y Juan Alberto Ledesma (1920-2005) el 13 de septiembre de 1946 (Nota: fue grabado el mismo día en que se grabó el chamamé "Kilómetro 11" con las voces y acompañamiento del dúo Cejas-Ledesma).

Luego, el misionero Odilio Godoy (1921-2007) escribió los versos del chamamé "Bañado Norte", con una bella letra romántica de amor frustrado independiente del origen musical de la obra, y lo llevó al disco cantando el propio Odilio Godoy con Damasio Esquivel y su "Sexteto Guaraní" el 10 de septiembre de 1953. Esta fue la primera versión cantada de "Bañado Norte" que fue grabada.




Damasio Esquivel


Luego, en el mes de febrero de 1967, el tema fue grabado por el dúo de las "Hermanas Díaz", integrado por Delia Díaz (1ra. voz) y Rubina Díaz (2da. voz), acompañado por un conjunto conformado por Tránsito Cocomarola desde el bandoneón, Aníbal Maldonado en acordeón y Nicolás Antonio Niz en guitarra (Disco 33 rpm doble).


BAÑADO NORTE

Letra: Odilio Godoy
Música: Tránsito Cocomarola

Quiero mi bien, que esta canción
llegue a tu oído,
quizás recién comprenderás
que no te olvido.
Ven junto a mí que mucho tiempo
ya he sufrido,
lejos de tí, solo penando
yo he vivido.

Ven pronto junto a mí,
dueña de mi ser,
que en Bañado Norte
tengo el rancho que te ofrecí.
Allí, junto los dos,
en mi Taragüi,
volverá a renacer
aque cariño que te di.

Si me dejás me ausentaré
bella morena,
donde tal vez he de morir
con mucha pena.
Recordarás el día aquel
que me jurabas
cariño fiel y entre tus brazos
me estrechabas.


Fuentes consultadas

-Gutiérrez Miglio, R. 2009. Tránsito Cocomarola "El taita del chamamé " y sus cantores. Ediciones El Reino Guaraní, Buenos Aires. 288 p.

-Piñeyro, E.A. 1996. Tránsito Cocomarola. Vida y obra musical. Ed. Sembrando Producciones, Compañía Impresora Sudamericana, Corrientes. 170 p.

sábado, 23 de febrero de 2013

Historiando cantares - Mi selva eterna

Hola a todos.
Dejamos aquí la historia del tema "Mi selva eterna", chamamé de Salvador Miqueri y Tránsito Cocomarola, así como también su partitura musical para piano con letra incluída, gentileza de Martín García.
Será hasta la próxima.
Pablo



Argentino Lucero (Salvador Miqueri) y Eustaquio Vera


El dúo "Vera-Lucero" dejó 20 temas grabados con el "Trío Cocomarola", todos para el Sello Odeón. Desde aquellas primeras grabaciones de los chamamés "Ilusión perdida" y "El huerto triste" registradas el 16 de julio de 1952 hasta la última de ellas, que fue el chamamé "Reencuentro", llevado a cabo el 12 de septiembre de 1956. Muchos de los temas grabados corresponden a versos pertenecientes a Salvador Miqueri, nacido en Mburucuyá (Corrientes) el 15 de diciembre de 1926, y los que se originaron en un pedido del propio Cocomarola, ya que no había demasiados temas cantados en tiempo de chamamé para ser interpretados a dúo y precisaba letras que se ajustaran a la modalidad del dúo "Vera-Lucero".

El chamamé "Mi selva eterna" contiene una poesía de amor dedicada tiernamente a una mujer. Es un canto de amor. Es el canto de un enamorado que a través de la sublimación de la poesía escribe su amor y le dice a su amada todo lo que siente por ella. Para hacerlo, utiliza imágenes poéticas y giros poéticos que mantienen el vuelo lírico de su poesía desde el principio hasta el fin. El jopará, la inclusión de palabras en guaraní dentro del texto de la poesía, no pasa desapercibido como una nota que aumenta el romanticismo de la misma. Su poesía la manifiesta a través de ideas y expresiones grandilocuentes. La intensidad de los conceptos es el máximo de lo imaginable. En efecto, el protagonista le ofrece a su amada un rancho florido para pasar felices días ya que su amor le dará la dicha infinita. Le pide que lo perdone, no como perdona un ser humano, sino como perdona Dios. Le pide su amor, pero no como un amor común, sino que lo que le pide es la limosna de su amor. Todo ello a la mujer preferida.

Pues bien la mujer preferida, inspiradora de la poesía del chamamé "Mi selva eterna" es una novia juvenil de Salvador Miqueri, a la cual le cantó su amor a través de sus versos allá por el año 1952. Esa noviecita que fue, se llama Selva Soloaga, que nacida en Formosa, también cantaba. Sus vacaciones las pasaba en Mburucuyá y así nació su juvenil noviazgo con Salvador Miqueri. Cuando Selva se fue a Córdoba, a estudiar la carrera de Farmacia, el noviazgo ya no pudo ser y llegó a su fin.

Tránsito Cocomarola musicalizó la poesía de Salvador Miqueri y el "Trío Cocomarola" con el dúo "Vera-Lucero" (Eustaquio Vera y Argentino Lucero, nombre artístico de Salvador Miqueri) lo llevó al disco el 22 de diciembre de 1952. Ese día también grabaron el chamamé "Sin pensar" (de Eustaquio Vera y Tránsito Cocomarola). El conjunto estaba conformado por Tránsito Cocomarola (bandoneón y dirección), Ernesto Miño (acordeón), Felipe Ferrari (contrabajo), Salvador Miqueri (1ra. voz y guitarra) y Eustaquio Vera (2da. voz y guitarra).



El "Trío Cocomarola" en la década del '50. De izquierda a derecha: Ernesto Miño, Eustaquio Vera y Salvador Miqueri. Adelante y sentado: Tránsito Cocomarola. Fotografía gentileza de "Fundación Memoria del Chamamé".


El chamamé "Mi selva eterna" fue registrado en SADAIC el 12 de junio de 1956.



A Selva Soloaga le pertenece el mérito, no solamente de ser la musa inspiradora del chamamé "Mi selva eterna", sino también de ser la artífice de que el rasguido doble "Puente Pexoa" (de Armando Nelli y Tránsito Cocomarola) haya sido un gran suceso aún fuera del ámbito chamamecero, y no sólo a nivel nacional sino también a nivel internacional. Es que ella fue quien entregó dicha obra al conjunto "Los Trovadores del Norte", que fue convertido en un gran éxito, que ha vencido el paso del tiempo, desde su interpretación en el Festival de Cosquín en el año 1963.






Fuentes consultadas:


-Fundación Memoria del Chamamé. http://www.fundacionmemoriadelchamame.com
-Gutiérrez Miglio, R. 2008. Salvador Miqueri y el legendario dúo "Vera-Lucero". Ediciones El Reino Guaraní, Buenos Aires. 62 p.
-Gutiérrez Miglio, R. 2009. Tránsito Cocomarola "El taita del chamamé " y sus cantores. Ediciones El Reino Guaraní, Buenos Aires. 288 p.