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viernes, 10 de noviembre de 2023

Historiando cantares - El Gato Moro

El entrerriano Ambrosio Miño (1914 - 1952) le dedicó este chamamé instrumental "El Gato Moro" o "Gato Moro" a Ernesto Ezquer Zelaya que, nacido el 21 de noviembre de 1904 (hijo de Ernesto Ezquer Leal y María Dolores Zelaya Galarraga), fue un hombre apreciado y muy respetado, que estuvo relacionado con grandes músicos chamameceros como Osvaldo Sosa Cordero, Ernesto Montiel, Ramón Méndez, Ambrosio Miño, Isaco Abitbol, Tarragó Ros y Tránsito Cocomarola, entre otros, a la vez que siendo un hombre culto tuvo como amigos a escritores importantes de su época como Leopoldo Lugones y Ricardo Rojas.

Ernesto Ezquer Zelaya fue un gran lector y escritor gauchesco, y en sus libros y artículos para diarios como La Nación, se refirió mucho a la cultura y a la identidad argentina.

También fue propietario de una estancia de más de 22 mil hectáreas llamada "Santa Tecla", ubicada entre Ituzaingó (Corrientes) y Posadas (Misiones), sobre el río Paraná y frente a la Isla Talavera (Paraguay) (Nota: esta isla quedó posteriormente sumergida en 1994 al construirse la represa hidroeléctrica Yaciretá-Apipé). Allí se realizaban reuniones donde concurría una gran cantidad de amigos, folkloristas en general y músicos chamameceros. Desde allí mantuvo su Agrupación Tradicionalista "Santa Tecla" desde donde forjó numerosos gauchos, a quienes incluso les suministraba su educación. Fue muy religioso, devoto de Santa Teresita del Niño Jesús. Y fue un gran bailarín de chamamé.

Justamente, por ello nació su apodo de "Gato Moro", cuando un día en una reunión, con asado y baile, en su estancia "Santa Tecla", estaba entre los concurrentes un comerciante español que al verlo bailar un chamamé con zapateo, refiriéndose a él, dijo "...baila como un gato, un gato...moro...". Y desde entonces le quedó el apodo de "Gato Moro".

Ernesto Ezquer Zelaya falleció en Ituzaingó, en la misma estancia que lo vio nacer, en la madrugada del Viernes Santo 12 de abril de 1952, a los 47 años de edad. Hasta poco antes de morir fue Agregado Cultural en la Embajada Argentina en Asunción del Paraguay. A pesar de sus diferencias políticas con el gobierno, fue el propio gobernador de Corrientes de ese momento, el General Filomeno Velazco, quien promovió su nombramiento.

La obra literaria de Ernesto Ezquer Zelaya editada se resume a seis libros, publicados en un lapso de ocho años: "Sucedió" (1938), "Poncho celeste, vincha punzó" (1940), "Puñado yohá" (1941), "Payé" (1943), "Cartas correntinas" (1944) y "Corrientes ñú" (1946). Ello le basta para ser el precursor de toda una generación de escritores costumbristas, que toman su camino señero para fundar una manera de narrar lo correntino. La mayoría de sus libros recopilan historias del campo correntino, costumbres, viejas rivalidades partidarias, experiencias en ese lugar móvil que son los Esteros del Iberá, formas de presentar la cultura local (Literatura de Corrientes: una antología crítica).

El profesor Roberto Lizarazu, en "Historia y Doctrina del Partido Liberal de Corrientes", dice: "La pasión política del paisanaje, que despierta conflictos irresueltos desde siempre, y que reacciona ante la menor provocación que se sugiere, constituye el mayor de los ejes de la narrativa de Ezquer Zelaya. Él mismo dice que "En la Provincia de Corrientes (década de 1940) subsiste un fenómeno pintoresco de la historia argentina, en cuanto a colores de divisas se refiere. Se nace liberal o autonomista, como se nace rubio o trigueño". En realidad es la propia pasión política de Ezquer Zelaya la que el refleja en sus personajes. Don Ernesto era un liberal declarado y confeso y hacía un culto de esa circunstancia transformándola en determinante. Al mismo tiempo señala en sus personajes tanto la férrea voluntad de trabajo como la demostración a flor de piel de coraje, rebeldía y violencia de los paisanos y su natural reacción ante la menor circunstancia que contradigan su libertad de acción. Respecto a sus condiciones de patrón de estancia, las aguas están divididas. Algunos lo ven como un déspota medieval y otros como un precursor del modernismo patronal. Los segundos le reconocen el haber publicado su propio diario interno llamado “Vinchas”, de distribución gratuita en donde se reproducían material literario gauchesco, como versos del Martín Fierro, de su propia "Cartas Correntinas y Otras Yerbas" y diverso material de otros consagrados autores. Además había organizado un servicio escolar, que como no podía ser de otra manera, era rigurosamente obligatorio y gratuito, con maestras contratadas de manera privada, que enseñaban a leer y escribir a los hijos de su personal, incluso a muchos adultos que así lo deseaban, tanto de "Santa Tecla" como de campos vecinos."

Lizarazu continúa describiendo algunas cuestiones para el funcionamiento de la estancia "Santa Tecla". "Don Ernesto había redactado varias normas que reglaban las actividades laborales en "Santa Tecla". Algunos autores modernistas, sin considerar el momento y el lugar en que sucediera, critican por retrógrados estos reglamentos internos para "Santa Tecla". Es lo mismo que si quisiéramos analizar las "Instrucciones para el Estanciero", de José Hernández, con los conocimientos, la normativa, y la mentalidad actual."

A continuación, el reglamento de la Estancia "Santa Tecla" publicado en el libro del escritor e investigador Miguel López Bréard.

REGLAMENTO DE LA ESTANCIA "SANTA TECLA"

1º Los empleados pobladores y agregados de la estancia “Santa Tecla” deben reconocer y acatar como autoridad suprema al Patrón del establecimiento.
 
De los bailes y reuniones

2º En ausencia del Patrón queda prohibido el baile en las poblaciones y puestos de la estancia, salvo permiso escrito anticipado del mismo.

3º En las reuniones o bailes es prohibido: emborracharse, dar gritos provocativos, tirar tiros, faltar el respeto a alguno de los invitados o arrebatar las damas.

4º Las personas que son de afuera del campo y que llegan a un baile sin ser invitadas sin tener relación con el Patrón, no podrán bailar.

5º El personal residente en el campo “Santa Tecla” no deberá usar distintivos políticos, es decir: pañuelos de cuello azules, verdes o colorados y boinas de los mismos colores.

6º Queda terminantemente prohibido el uso de cuello, corbata, gorra de visera, casco de corcho, pajilla, sobretodo, polainas de cuero. Todas ellas son prendas que no son de criollos camperos y por lo tanto es muy feo que las use.

Enfermedades

7º Debe avisarse inmediatamente al Patrón o a sus representantes, cualquier caso de enfermedad que hubiera en las poblaciones.

8º El botiquín y el camión de la estancia están siempre gratuitamente a la disposición de la gente de “Santa Tecla”, en casos de enfermedad.

Buenas costumbres

9º Quien persiguiera mujer ajena, será duramente castigado.

10º Queda estrictamente prohibida la venta de bebidas alcohólicas, menos cerveza que se podrá vender únicamente en el boliche de “Santa Tecla”.

11º Debe avisarse enseguida al Patrón cuando lleguen a las poblaciones, pasajeros o visitas que queden en ellas más de dos horas.

12º El Patrón da como premio: dos vacas para lecheras, treinta pesos m/n. c/l. de premio, además de los gastos de la ceremonia a aquellas parejas de su campo, que deseen casarse civil y religiosamente.

Otras disposiciones

13º Queda prohibido en toda la costa de la Estancia “Santa Tecla”, sobre el río Alto Paraná la llegada de canoas que no sean de algún poblador o empleados del establecimiento.

14º Es prohibido a los pobladores, chacareros y puesteros tener más de dos chanchos en sus casas y además deben estar los que tenga, en chiqueros.

15º A las personas de “Santa Tecla” que no cumplan con las disposiciones de este reglamento, el Patrón las penará con represión, multa o expulsión del campo.

A las personas de afuera que infrinjan los artículos Nº 3, 5, 9, 10, y 13, se les aplicará represión, expulsión, cepo o látigo.

ERNESTO E. EZQUER ZELAYA
   
Ytuzaingó (Ctes.) 1937


Don Ernesto contaba con un permanente grupo de seguidores que no eran precisamente fans literarios. Muchos de ellos peones de la propia "Santa Tecla" y de de otros establecimientos vecinos, llamados “los ezquerceros” que constituían su tropa personal. Incluso había varios ezquerceros que eran oriundos de Posadas y se sumaban a la tropa cuando don Ernesto viajaba desde "Santa Tecla" al "Hotel Savoy" en Posadas. Cuentan algunos memoriosos que cuando se encontraban en el "Savoy", los ezquerceros y sus cabalgaduras ocupaban prácticamente toda la calle frente al hotel.

Don Ernesto tenía un cuento que él hacía a sus amigos invitados no correntinos a Santa Tecla. Les decía: "Tené cuidado con estos -señalando a los ezquerceros- mirá que estos no saben bailar el tango". Ante esa afirmación los invitados se veían obligados a preguntar "¿Cómo, por qué no saben bailar el tango?" Y Don Ernesto les aclaraba: "Porque no saben dar el paso atrás".

Finalmente, y en cuanto a lo musical, el chamamé "El Gato Moro" tiene una glosa muy conocida, la cual fue grabada con la voz del entrerriano Oscar Albornoz, con el conjunto de Tarragó Ros, el 22 de septiembre de 1969. Oscar Albornoz logró crear la síntesis de una pintura que se manifiesta en forma bella y sencilla.

Ernesto Ezquer Zelaya, "El Gato Moro".

EL GATO MORO (chamamé)

Música: Ambrosio Miño
Glosa: Oscar Albornoz

Cuando escucho "El Gato Moro"
me acuerdo de Ituzaingó,
de don Ernesto Ezquer Zelaya
que así allá se lo llamó.
También de la estancia "Santa Tecla"
que abrigó la tradición.
Hoy me embarga la emoción
al brindar este homenaje
del correntino paisaje
a tan ilustre varón,
que vive en el corazón
del bravío paisanaje.

Con información de:
-Gutiérrez Miglio, R. 2013. Isaco Abitbol "El patriarca del chamamé" y sus cantores. Ediciones El Reino Guaraní. Buenos Aires. p. 247-248.
-López Bréard, M.R. 2012. Ernesto E. Ezquer Zelaya - Gato Moro: el Señor de Santa Tecla. Moglia Ediciones. 61 p.

martes, 13 de julio de 2021

Historiando cantares - El jilguero

Por el Prof. Roberto Gutiérrez Miglio

Cuando Leopoldo "Polito" Castillo (1929-2020) escribió los versos del chamamé "El jilguero", vivía con su madre en la casa de la calle Presbítero Navarro al 5800 de la localidad bonaerense de Carapachay, a una cuadra de la estación de tren.
El bandoneonista Armando Correa (1926-1980) le hizo llegar una música sin nombre para que le escribiera la letra. Entonces, "Polito" Castillo, sabiendo que el hombre correntino es muy nostálgico y le gusta cantar temas románticos referidos a amores frustrados, escribió una letra buscando el efecto, a través de la metáfora. Y la metáfora la logró jugando con el canto y las imágenes entrelazadas del hombre que sufre un amor frustrado y el jilguero.
Con el chamamé "El jilguero", en el año 1957, se iniciaron las grabaciones del Conjunto Regional de "Polito" Castillo cantando "Los Zorzalitos", que en esa ocasión fueron el dúo integrado por "Paquito" Úbeda (1935-2015) y Oscar "Cacho" Colman (1939-1961) con glosa de Polito Castillo, acordeón de Rubén Miño y bandoneón de Líder Rodríguez.
Al año siguiente, más precisamente el 3 de octubre de 1958, el chamamé "El jilguero" fue grabado por Julio Luján y su conjunto correntino, haciendo dúo con Armando Correa (Nota: disco "Bañado Norte" - Varios intérpretes).
Y a muchos años de su creación, Manuel Zbinden (1952-2006) con su conjunto lo grabó en el año 1999 con el dúo de cantores Barrios-Morales (Nota: disco "Cuñá reza jhú").


Armando Correa
(Fotografía extraída de Fundación "Memoria del Chamamé")

Leopoldo "Polito" Castillo
(Fotografía extraída del Diario "El Litoral")

Etiqueta del disco simple de 78 rpm con la grabación de "El jilguero", interpretada por Polito Castillo y su "Conjunto Regional del Nordeste Argentino". Recitado de Polito Castillo y canto del dúo Paquito Úbeda-"Cacho" Colman. Fotografía extraída de Fundación "Memoria del Chamamé".

EL JILGUERO

(chamamé)

Letra: Polito Castillo
Música: Armando Correa

Recitado

Se escucha un dulce trinar con el albor mañanero
y alegremente un jilguero nos regala su cantar.
A veces suelo pensar que es fingida su alegría
porque él canta, quien diría igual que yo, sin parar,
que canto por no llorar mis penas todito el día.

Canto

Cuando el sol nos anuncia el día
me sorprende por el sendero,
muy alegre siempre un jilguero
me acompaña con su cantar.

Al escucharlo, la melodía
de mis versos yo fui formando,
y en mis penas voy pregonando,
pues yo canto por no llorar.

Cual un ave fui prisionero,
y muy dichoso que me sentía,
más mi dueña me deja un día
que por el mundo eché a volar.
Soy tan libre como el jilguero
que saltando de rama en rama
llora y llora por la que ama,
sin poderse ya consolar.

Voy pintando mis emociones
por la huella de mi existencia,
y en mi canto lloro la ausencia
de una ingrata que me olvidó.
Ya perdidas mis ilusiones
canto alegre como el jilguero,
si mañana de pena muero
un concierto será mi adiós.

Grabado por Manuel Zbinden y su conjunto con el dúo Barrios-Morales, en 1999.

Fuente:
Gutiérrez Miglio, R. 2012. Manuel Zbinden "acordeonista del chamamé" y sus cantores. Ediciones El Reino Guaraní, Buenos Aires. p. 71-72.

lunes, 12 de julio de 2021

Historiando cantares - La posta del camionero

Por el Prof. Roberto Gutiérrez Miglio

En su permanente peregrinar, viajes de Buenos Aires a Posadas y de Posadas a Buenos Aires, como asimismo también durante sus incursiones por su ciudad natal de Alvear, Isaco Abitbol tenía la costumbre de parar en el lugar conocido como "La Posta del Camionero", restaurante y lugar de parada en el camino. El restaurante estaba ubicado en la ex Ruta 40, hoy calle Tomás Guido, en la entrada a Alvear por la colectora de la actual Ruta Nacional 14. Hay una estación de servicio YPF y alrededor de ella hay algunos restaurantes, parada habitual de camioneros y de micros de larga distancia. Pues en ese restaurante, a "La Posta del Camionero", Isaco Abitbol le dedicó su chamamé, al lugar que era donde acostumbraba a concurrir con sus amigos a comer, a charlar, a descansar, cuando las circunstancias de su vida itinerante, en la década del '70, lo llevaban por el lugar y muchas veces también se hospedaba allí ya que el dueño era amigo suyo. "La Posta del Camionero" era uno de sus refugios predilectos en sus permanentes travesías.

Y justamente porque ese lugar era uno de sus refugios preferidos y porque el dueño era su amigo, Isaco Abitbol le dedicó juntamente con Julio Lorman, el chamamé instrumental "La posta del camionero", el cual llevó al disco en ese mismo año 1978 (álbum "La posta del camionero").

Tapa del álbum "La posta del camionero" (año 1978). De izquierda a derecha: Antolín Gómez, Isaco Abitbol y Antonio Florentín.

Fuente:
Gutiérrez Miglio, R. 2013. Isaco Abitbol "El patriarca del chamamé" y sus cantores. Ediciones El Reino Guaraní. Buenos Aires. p. 272-273.

martes, 2 de febrero de 2021

Historiando cantares - Cachito, el campeón de Corrientes

Hola amigos.
En esta oportunidad quiero compartir la historia del chamamé "Cachito, el campeón de Corrientes", compuesto por León Gieco en homenaje al ex boxeador correntino Juan Mario Díaz. "Cachito" se encuentra radicado actualmente en la ciudad de Merlo, Gran Buenos Aires, y el pasado 20 de octubre de 2020 cumplió 80 años.
Será hasta la próxima.
Pablo

Juan Mario Díaz, "Cachito", en sus años de boxeador
(Fotografía extraída del sitio de Facebook: Cachito Campeón de Corrientes)

Por el Prof. Roberto Gutiérrez Miglio

La inspiración del cantautor León Gieco (Raúl Alberto Antonio Gieco) para componer el chamamé "Cachito, el campeón de Corrientes" nació un día cuando escuchó en una radio local de Santa Fe la historia de Juan Mario Díaz, "Cachito", un muchacho correntino, más precisamente nacido en Goya, proveniente de una familia pobre, que en peleas amateurs no había quién le ganara. Fue descubierto por un productor de boxeo, que fue a buscarlo en un coche muy lindo, a su casa, ya radicado en Merlo, en el Gran Buenos Aires. Esta persona alquiló un club en Santa Fe organizando una pelea, para lo cual lo hizo viajar hasta allí y le alquiló una pieza en un hotel. La pelea se hizo brindándose un buen espectáculo, con una gran afluencia de público. Pero a la mañana siguiente, cuando Cachito fue a cobrar y volverse a su casa, se enteró que el empresario había levantado el ring, cargándolo en un camión con destino a Buenos Aires, sin pagarle lo convenido, como así tampoco pagar los gastos del hotel.

León Gieco

Pasado el mal trance, Cachito continuó en Buenos Aires haciendo algunas peleas, incluso en el Luna Park, como así también en Brasil, hasta que obtuvo el título de Campeón Argentino de los Livianos Juniors, realizando luego algunas giras por países limítrofes.Independientemente de su historia personal, no hay dudas de que Cachito, el campeón de Corrientes, es el símbolo de lo que sucede con los muchachos pobres de provincia, peleadores de la vida por su propia naturaleza, que son explotados y hasta estafados por productores de boxeo sin escrúpulos, que luego de usarlos, y enriquecerse a costa de ellos, los abandonan en la pobreza material y en una declinación física, psíquica y espiritual. De allí el enorme valor que tiene el chamamé, en general, y en particular de "Cachito", ya convertido definitivamente en el campeón de Corrientes.

El chamamé "Cachito, el campeón de Corrientes" fue grabado en vivo el 8 de junio de 1984 en el Estadio Obras, por Isaco Abitbol (bandoneón) con el acompañamiento de Antonio Tarragó Ros (acordeón de dos hileras), Ángel Dávila y Rodolfo Regúnaga (guitarras), cantando su propio autor, León Gieco (álbum "Grande Maestro!", año 1984). Posteriormente, fue grabado por Las Hermanas Vera, también con León Gieco, en el año 2000 (álbum "Cantoras del alma"). Ya anteriormente, en el año 1987, con Las Hermanas Vera, León Gieco había grabado su chamamé "El que pierde la inocencia".

Finalmente, cabe consignar, que otro chamamé, en este caso de la autoría de Miguel Ángel Vera Azar y Zitto Segovia, titulado "Knock Out González", fue grabado por Coquimarola y su conjunto, cantando De Los Santos Rodríguez y Roberto Rivero en el año 1993, y luego por otros conjuntos, dando también, aunque con otras características, testimonio de la pobreza, el olvido y el desequilibrio mental del protagonista, después del éxito y los aplausos recibidos, como parte del fenómeno social comentado. En este otro caso, el boxeador González era visto con frecuencia, por la ciudad de Corrientes, en las actitudes puntuales que describe la letra del chamamé que lo recuerda.

Pero si bien el caso de "Knock Out González" cuenta la historia de otro hombre, de otro boxeador, en el fondo, en la esencia de la situación social, no cambia en nada al caso de "Cachito, el campeón de Corrientes".

Juan Mario Díaz, "Cachito", en el día de su cumpleaños número 80, el 20 de octubre de 2020 (Fotografía extraída del sitio de Facebook: Cachito Campeón de Corrientes).

CACHITO, EL CAMPEÓN DE CORRIENTES

Letra y música: León Gieco

Desde Corrientes a Buenos Aires
un señor lo vino a buscar,
cuando estacionó su auto
vino el barrio a saludar:
¡chau Cachito, chau, vas a ser campeón,
desde aquí te alentaremos por la televisión!

En la noche del debut
Corrientes estaba prendido,
y un solo grito se oyó
cuando el correntino entró:
¡Vamos Cachito, vamos, debes ser el campeón,
desde aquí te alentaremos por la televisión!

El correntino saltarín 
mostraba su inocencia
y entre las cuerdas se vio
sangrar sus redondas cejas.
¡Qué pensará mi madre
ay, ay sí, qué pensará!
¡Qué pensará mi barrio
ay, ay sí qué pensará!

Qué me estará pasando
que no lo puedo parar
éste me está matando de verdad...
¡Cómo estará mi madre
ay, ay sí, cómo estará!
¡Cómo estará mi pueblo
ay, ay sí, cómo estará!

Llora, Corrientes, llora
la derrota de su campeón.
El jueves llega Cachito
en el micro de las dos,
y ese señor del auto
no aparece por Corrientes
porque dice que es suficiente
el dinero que ganó.
Y ese señor del auto
no aparece por Corrientes
porque dice que es suficiente
el dinero que ganó.

Grabado por Isaco Abitbol y su conjunto, con la voz de León Gieco (año 1984).


Isaco Abitbol y Antonio Tarragó Ros, en el Estadio Obras, 8 de junio de 1984 (Fotografía extraída del sitio "Fundación Memoria del Chamamé").


Fuente:
Gutiérrez Miglio, R. 2013. Isaco Abitbol "El patriarca del chamamé" y sus cantores. Ediciones El Reino Guaraní. Buenos Aires. 303 p.

lunes, 1 de abril de 2019

Historiando cantares - Viejo rancho de adobe

Viejo rancho de adobe
(Fotografía extraída del sitio "El Club Digital"

Por Gustavo Machado (*)

Patricio Salvador Irrazábal es el verdadero nombre del gran guitarrista santafesino, nacido en Villa Gobernador Gálvez, conocido artísticamente como "Toti Aguilar" con quien tengo el placer de compartir una decena de temas. 

"Viejo rancho de adobe" nació a raíz de la segunda grabación de "Los Integrantes". Justamente me encontraba de visita por mi pueblo y nos habíamos juntado a chamamecear un poco con Juan Chazarreta en mi casa. Me muestra Juan la melodía y me gustó mucho y así en chiste le digo: ¿cómo le vamos a poner? y me mira Juan y me dice: ¡ah no sé porque es de Toti!... Y enseguida replicó sonriente: ¡Mi rancho viejo! ¿te parece? 

Me gustó mucho el título e imaginariamente me remonté al pueblo de Esteban Rams (Nota: localidad situada en el departamento Nueve de Julio, en el noroeste de la provincia de Santa Fe), al rancho del amigo "Bayo" Malagueño y no fue más que describir ese rancho de adobe y paja, con puerta de bolsa de arpillera y lleno de goteras, donde a la noche y alumbrados por un candil supimos compartir varias "mulitas" al horno de barro. 

El rancho está medio a las afuera del pueblo, en una calle en la que es la única edificación, por eso dice: ..."por la calle del destino la suerte pasó de largo, porque pobre amigo, la vida no fue muy generosa con él". 

Así nació este "Viejo rancho de adobe" que junto a "Fiesta patronal", otro de los temas de "Toti" y mío que integran ese disco compacto (Nota: disco "Seguimos apostando", año 2001) fueron los temas más solicitados de ese trabajo. Gracias "Toti" Aguilar por tan lindas melodías.

(*) Gustavo Cesar Pablo Machado nació en Ceres, Santa Fe, Argentina, el 29 de noviembre de 1966 y reside actualmente en Esperanza, provincia de Santa Fe. Autor y compositor de más de 800 obras musicales (registradas en Sadaic) de diversos géneros con gran predominio de las de raíz folklórica, especialmente del Litoral. Sitio web: Gustavo Machado.

VIEJO RANCHO DE ADOBE

Letra: Gustavo Machado


Mi viejo rancho querido,
tapera te vas quedando.
El matorral del olvido
de a poco te va tapando.
Tuviste puerta de bolsa,
goteras por todos lados,
y adornando una pared
supiste tener un lazo.
Bajo tu alero de adobe
un catre para el descanso
y la sombra generosa
de aquel árbol en el patio.
En invierno fuiste abrigo
de aquellos perdidos años,
cuerpeándole a la pobreza
tan sólo con mate amargo.
Por la calle del destino
la suerte pasó de largo,
pero siempre te recuerdo
mi viejo rancho de barro.



El autor del blog con el "Toti" Aguilar en el Festival del Chamamé de Federal (Entre Ríos). Febrero de 2009.



domingo, 17 de marzo de 2019

Historiando cantares - La calandria

El chamamé instrumental "La calandria", de notable inspiración y destacada y bella melodía, fue concebido por Isaco Abitbol no solamente como un chamamé más de su autoría, como una obra más, sino como una pieza musical muy especial, ya que en sus notas comprente tanto la ambientación y el paisaje en los cuales se desarrolla la idea musical, como la misma esencia y canto del ave, sublimando éste a través de la melodía, que tiene la infinita nostalgia del bien perdido.

Y esa sublimación, esa infinita nostalgia del bien perdido, se da justamente porque la verdadera inspiradora de "La calandria" era una muchacha de la ciudad de Alvear a la que cortejaba Isaco Abitbol en su juventud, pero el padre de ella no lo quería porque aspiraba a que su hija se casara con un profesional o con alguien que le diera la suficiente seguridad económica que un bohemio, un músico como Isaco Abitbol, preveía que no le iba a poder dar, ello al mejor estilo de los pueblos y de la época. Isaco Abitbol, entonces, se fue a Buenos Aires para tratar de triunfar y volver luego triunfante a Alvear a buscar a la guaina de sus amores. Pero sucedió que cuando Isaco Abitbol volvió a Alvear, después de un tiempo, la mujer amada ya se había casado con otro.

La calandria, la más visible en su representación musical de la obra, es un pájaro de unos 27 cm de largo, gran caminador y de rápida carrera, que tiene el plumaje con colores apagados con el dorso pardo-grisáceo con débiles rayas oscuras. Sus alas son cortas y más oscuras con algo de blanco en algunos ejemplares, con cola larga, y con el vientre y el cuello blanquecinos. Su pico es largo y delgado el cual le sirve especialmente para capturar los insectos de los cuales se alimenta.

La calandria es una excelente cantora, con un gorjeo muy agradable que tiene la capacidad de imitar el canto de otras aves, los ruidos de su entorno, el silbido humano y también la música que escucha. Su canto armonioso posee notas muy variadas que no se repiten dos veces seguidas en el mismo orden.

Y justamente en el chamamé "La calandria", Isaco Abitbol recoge esas características de su canto, en la primera de las dos partes musicales que bien definidas y distinguibles tiene la obra, a través de la música y de los instrumentos, en particular del bandoneón, en forma sublimada, figurativa e imitativa.

En la primera grabación de "La calandria" realizada por el Cuarteto "Santa Ana" en el año 1946, se incorporó un recitado inicial a cargo de Ricardo Llanos (nota: también conocido como Julio Montes, ambos seudónimos de Hugo César Sosa), figurando la autoría de Isaco Abitbol en forma exclusiva. En las grabaciones siguientes, años 1968 y 1984, ya aparecen como autores Isaco Abitbol y Julio Montes.

El chamamé "La calandria", entonces, fue grabado por el Cuarteto "Santa Ana" dirigido por Isaco Abitbol y Ernesto Montiel (Nota: con bandoneón de Isaco Abitbol, sin acordeón) el 12 de diciembre de 1946 con recitado a cargo de Ricardo Llanos, seudónimo utilizado por Julio Montes cuando ingresó al Cuarteto "Santa Ana" (Nota: disco "Trébol de Oro del Chamamé - Lo mejor de lo mejor - Volumen 1"). Luego, fue grabado por Isaco Abitbol y su conjunto en el año 1968 con recitado a cargo de Roberto Galarza (Nota: disco "En la bailanta", con Isaco Abitbol en bandoneón, Roberto Galarza en voz y guitarra, y Migdonio Pérez en guitarra), luego en una grabación tomada en vivo en el Estadio Obras el 8 de junio de 1984 (Nota: disco "Grande maestro!!!", con guitarras de Ángel Dávila y Antonio Tarragó Ros), y en el año 1986 en el marco de la discografía de León Gieco (Nota: disco "De Ushuaia a la Quiaca - Volumen 3", grabado en la estación de tren de Curuzú Cuatiá, con León Gieco en guitarra). Finalmente, lo volvió a grabar el Trío Correntino "Pancho Cué" en el año 1993 (Nota: disco "La sinfónica chamamecera", con Isaco Abitbol en bandoneón, Rubén Miño en acordeón y Nicolás Antonio Niz en guitarra, editado en 2005).


Tapa del disco "En la bailanta". Incluyó "La calandria", con recitado de Roberto Galarza. Año 1968.

Tapa del casette "Grande Maestro!!!". Incluyó "La calandria", con guitarras de Ángel Dávila y Antonio Tarragó Ros. Grabado en vivo en el Estadio Obras, Buenos Aires, año 1984.

Tapa del disco "La sinfónica chamamecera". Incluyó "La calandria" ejecutada por Isaco Abitbol (bandoneón), Rubén Miño (acordeón) y Nicolás Antonio Niz (guitarra). El tema fue grabado en 1993 y fue incluido en el disco editado en 2005.

LA CALANDRIA - chamamé

Música: Isaco Abitbol
Glosa: Julio Montes

Según reza una leyenda 
de mis selvas correntinas,
la Calandria era una guaina
muy cantora y peregrina.
Ambulando por los montes
iba la guaina cantando
y alegrías y canciones
a su paso iba dejando.
Por su canto dulce y puro
Dios premió luego a esta china,
transformándola en calandria
de mis selvas correntinas.


Grabado por el Cuarteto "Santa Ana" con recitado de Ricardo Llanos (12/12/46), por el conjunto "Isaco Abitbol-Roberto Galarza" con recitado de Roberto Galarza (1968), y sin recitado en 1984, 1986 y 1993.

Actuación en vivo de Isaco Abitbol (bandoneón) y Nicolás Antonio Niz (guitarra)

NOTA DEL AUTOR DEL BLOG:

Existe una versión cantada de "La calandria", con letra de Ramón Ayala, la cual ha sido grabada por María Ofelia (disco "La calandria", año 1995), Rosendo y Ofelia (disco "Enamorados de la libertad"), Teodoro Cuenca (disco "Misiones, la magia de un sueño", año 1995), entre otros.

LA CALANDRIA (versión letra)

Autor: Ramón Ayala

Llorar, sufrir, cantar con lágrimas del alma...
penar, volar, buscar por la selva quemada.
Sentir su voz cuando la muerte se ha llevado
un tiempo azul de alas que no volverán.


Soy la Calandria que solloza por su herida...
soy el dolor del monte preso en su agonía.
Soy el clamor del río lleno de horizonte...
soy la pasión que vuelve cada amanecer.

Estribillo

Por el camino vuelve a mí
un tierno canto de cristal,
un espejismo, un frenesí,
un regresar del más allá.
Con la sombra va muriendo el día
y es noche eterna en mi corazón.
El rumbo del sol, 
por el viento fugaz,
en recuerdo se enciende
su piel montaraz.
Sólo plumas ruedan por mi alma
en el desierto de mi soledad.

Por qué Señor el hombre pasa por la vida,
sin ver el sol que habita en las cosas sencillas...
el resplandor del monte vivo en su alegría,
matando el pájaro y su propio corazón.

No quiero ser un árbol muerto en el camino
crucificado sin madera ni destino.
Ya no tendré jamás el sueño de su pico,
la miel del alma que enjoyara su sabor.


Fuente:
Gutiérrez Miglio, R. 2013. Isaco Abitbol "El patriarca del chamamé" y sus cantores. Ediciones El Reino Guaraní. Buenos Aires. p. 270-272.

jueves, 14 de marzo de 2019

Historiando cantares - Anahí

Hola amigos del blog.
Les dejo hoy la historia de esta canción-leyenda de la flor del ceibo, de obra de Osvaldo Sosa Cordero (1906-1986), poeta, glosista, autor y compositor correntino nacido en Yaguareté Corá (hoy Concepción). Para más datos sobre su biografía, recomiendo consultar el sitio de la Fundación "Memoria del Chamamé".
Será hasta la próxima.
Pablo

Osvaldo Sosa Cordero nació en el pueblo de Yaguareté Corá, hoy llamado Concepción, en la provincia de Corrientes, el 6 de julio de 1906 y falleció en la ciudad de Buenos Aires el 19 de septiembre de 1986.

Fue poeta y entre otras obras escribió el "Romancero Guaraní", y fue autor de tangos grabados por exitosas orquestas típicas como "Buenas noches Buenos Aires", "Embrujo", "Yo llevo un tango en el alma", "Para Corrientes", la milonga "De pura cepa" y los candombes "Café" y "Charol", este último de gran suceso en la voz de Alberto Castillo, entre otros.

Osvaldo Sosa Cordero
Fotografía extraída de la Fundación "Memoria del Chamamé"

También fue autor de temas litoraleños como "Tus raros antojos", "Naranjerita", "La novia del Paraná", "Juan Payé", "Nendivei", la segunda letra de la obra musical de Damasio Esquivel "Alma guaraní" y "Cambá Cuá", entre muchos más.

Además, tuvo su propio conjunto musical denominado "Osvaldo Sosa Cordero y sus Correntinos" con el cual llegó a registrar grabaciones.

Radicado con sus padres desde chico en la ciudad de Buenos Aires, ya al comienzo de la década del '30 escribía temas guaraníes encargados por Jaime Yankelevich, importante productor discográfico y radial, con destino a ser estrenados por Samuel Aguayo. Así nacieron algunas de sus obras musicales.

En el año 1943, Osvaldo Sosa Cordero tenía a su cargo los números litoraleños del espectáculo folklórico denominado "Voces de mi tierra" que presentaba el empresario teatral Pascual Carcavallo en el teatro "Presidente Alvear" de la calle Corrientes 1659, donde Francisco Canaro presentaba su comedia musical "Buenos Aires de ayer y de hoy". Para el espectáculo "Voces de mi tierra" fue que Osvaldo Sosa Cordero escribió su canción guaraní "Anahí", basándose en la leyenda de la flor del ceibo.

Su inspiración nació cuando en el año 1943 tuvo que concurrir a Tribunales, al edificio ubicado enfrente de la plaza Lavalle, a hacer un trámite. Al salir de allí se sentó a descansar en la plaza pensando en el tema musical que debía componer para presentar en la obra aludida. En esa plaza Lavalle, que con el nombre de "Plaza del Parque", porque justamente donde actualmente está Tribunales, estaba el "Parque de Artillería", en los días de la década del '10 era uno de los espacios verdes de la ciudad mejor cuidados, con sus canteros florecidos y sus árboles de distintas especies, ya que contaba con grandes aromos, pinos, cedros, ceibos de Jujuy, y otras especies como el ombú y una enorme magnolia que rodeaba el asiento circular adonde por las tardes amigos y vecinos se reunían en animadas tertulias. Y allí, en la plaza Lavalle, se sentó Osvaldo Sosa Cordero pensando en el tema musical que debía componer para la obra. Y al ver los ceibos allí existentes, en la parte de la plaza que da a Tucumán y Talcahuano, de flores rojas y brillantes, elaboró, inspirándose en ellos, el tema en base a la leyenda, asignándole el nombre de "Anahí" a la princesa guaraní, heroína de la misma.


La flor de ceibo, según la leyenda, simboliza la pureza y altivez de la raza guaraní. Por tal motivo, recuerda la bravura de una princesa india, valiente e indomable, de rostro feo y voz sumamente dulce, llamada Aka'e, y a los valientes guerreros que habitaban las orillas del río Paraná. Aka'e un día fue aprisionada por enemigos de los indios guaraníes, pero logró huir de su cautiverio dando muerte al centinela que la custodiaba. Fue apresada nuevamente y por dicha muerte fue condenada a morir en la hoguera. Fue atada a un árbol y al llegar la noche, fue incendiada en presencia de todos, siendo envuelta por las llamas. El árbol y la india, al quemarse, fueron adquiriendo una extraña forma y un extraño color, y al llegar la aurora estallaron en múltiples flores, transformándose en una nueva planta con flores rojas, que fue la flor de ceibo. Este martirio encarna la bravura de toda una raza que jamás se quiso doblegar: la raza guaraní.

El nombre "Anahí", en realidad "Ana-í", es el nombre "Ana" utilizado en diminutivo, "Anita", pero en diminutivo guaraní, con la "i" final. El nombre Ana proviene del hebreo "Hannah" que significa "dotada de misericordia". Ese nombre "Anahí" o "Ana-í" no era utilizado por los guaraníes ni fue inventado por Osvaldo Sosa Cordero. Los primeros registros del nombre "Anahí" datan recién de la década del '20.

Una vez terminada la canción "Anahí", fue estrenada en la citada obra "Voces de mi tierra" en el teatro "Presidente Alvear", y fue grabada por el conjunto "Osvaldo Sosa Cordero y sus Correntinos", con la voz de Jovita Luna, el 6 de diciembre de 1943.

Samuel Aguayo la grabó el 25 de septiembre de 1951 con su conjunto guaraní, y el 10 de abril de 1958 con su gran orquesta paraguaya.

ANAHÍ - guarania

Letra y música: Osvaldo Sosa Cordero

Anahí, las arpas dolientes
hoy lloran arpegios que son para tí.
Anahí, recuerdan acaso
tu inmensa bravura reina guaraní.
Anahí, indiecita fea
de la voz tan dulce como el aguaí (1).
Anahí, Anahí,
tu raza no ha muerto,
perduran tus fueros en la flor rubí.

Defendiendo altiva tu indómita tribu
fuiste prisionera,
condenada a muerte ya estaba tu cuerpo
envuelto en la hoguera,
y en tanto las llamas lo estaban quemando
en rojas corolas se fue transformando,
la noche piadosa cubrió tu dolor
y el alba asombrada
miró tu martirio hecho ceibo en flor.

(1) Árbol frutal, su fruta.

Texto extraído de:
Gutiérrez Miglio, R. 2008. Samuel Aguayo, el rey de la canción guaraní. Ediciones El Reino Guaraní, Buenos Aires. 96 p.

lunes, 24 de diciembre de 2018

Historiando cantares - El Mencho Cirilo

El Mencho Cirilo fue un personaje cómico creado e interpretado por Julio Montes (nota: nombre artístico de Hugo César Sosa), a instancias de Pedro Mendoza, director de la revista "Iverá", quien, para plasmarlo en la ficción, tomó acertadamente elementos provenientes de la realidad, de la vida real. Se basó en la música, las costumbres, la gente, los personajes, y hasta su lenguaje, transformando convenientemente para, según sus observaciones, proponer una acuarela pintoresca del Litoral, pero en Buenos Aires, de carácter cómico, festivo.



Desde las páginas de la revista "Iverá", el Mencho Cirilo dejaba su mensaje singular, formando parte del elenco estable de la publicación, a través de la columna "Nuestra página jocosa", que trascendiendo a ella, permitía que Julio Montes, con su personaje, el Mencho Cirilo, recorriera escenarios, radios y teatros de todo el país.


Así, Julio Montes, con su personaje el Mencho Cirilo, llegó a ser parte de la vida chamamecera cotidiana, con personalidad típica, propia, independiente. No obstante, el personaje, el Mencho Cirilo, indudablemente responde a una época, a un momento determinado de artistas chamameceros, de música y de letras del acervo del Litoral, con personajes reales, ficticios, imaginarios, deformados de la realidad, situaciones y costumbres que podría ubicarse entre los años 1945 y 1955.



Se observa que desde el año 1945 surgieron obras musicales con las características apuntadas, con Mario Millán Medina como precursor del género. Así nacieron personajes como "el recluta" y "la Raela" de la mano de Mario Millán Medina y continuado por Julio Montes. Nacieron entonces "La papeleta" en 1945, "El recluta" en 1945, que continuó con "La vuelta del recluta" en 1946, con "El recluta enamorado" y con "La franquicia del recluta" en 1947, y con "El hijo del recluta" en 1948, con grabaciones realizadas por Mario Millán Medina y su trío, por Julio Montes y su conjunto "Santa Anita", y por el "Cuarteto Santa Ana". Aparecen, interviniendo en unos temas, los personajes de otros temas, "La Raela" con "El voto de la Raela" y "El casamiento de la Raela" en 1947, y "El loro de la Raela" en 1952. De la mano de Julio Montes aparece "Agriana en Buenos Aires" en 1950 y "Agriana" en 1953.



Surgieron otros personajes más efímeros como "El sargento Zeta" en 1945, "Taitalo vino del Chaco" en 1947, "Se casó la Nicanora" en 1950 y "Yo co' soy Mamerto Troncoso" y "Agapito Giménez" en 1951. Encolumnado en esa corriente, Osvaldo Sosa Cordero presentó a "La Chonga" en 1948, continuando con "La Chonga canta el bolero" en 1950 y "Se casó la Chonga" en 1952.



También surgieron bailes chamameceros reales que fueron sucediendo unos a otros, comenzando con "El rancho e' la Cambicha", de Mario Millán Medina, de 1947, para proseguir con "El patio 'e Ña Polí" en 1952, "El bailongo de Naticha" en 1953 y "Habrá baile en lo de Colacha" en 1956.



Volviendo al Mencho Cirilo, personaje fundamentalmente de la revista Iverá, nacido de la mano de Julio Montes en 1947 musicalmente con "El Mencho Cirilo", y continuando en 1952 con "El burrito del Mencho", en 1953 "La fama del Mencho" y en 1955 "Balón del Mencho", grabados por el "Cuarteto Santa Ana", por Julio Montes y su conjunto "Santa Anita", y por Damasio Esquivel y su "Sexteto Guaraní".



El chamamé "El Mencho Cirilo" perteneciente a Julio Montes y Pedro Mendoza fue grabado por primera vez por el "Cuarteto Santa Ana", dirigido por Isaco y Montiel, cantando Julio Montes con el nombre de Ricardo Llanos, el 17 de julio de 1947. Luego lo volvió a grabar Isaco Abitbol con su conjunto cantando Publio Zamudio en el año 1968.


Nota: para conocer más del cancionero de Julio Montes, AQUI.

EL MENCHO CIRILO

Letra: Julio Montes
Música: Pedro Mendoza

Yo co' soy el Mencho Cirilo
esclitor de mucho rienombre, 
colaboro co' en el librito
Iverá, jheí nicó, el nombre,
y las guainas me tienen loco
porque soy demá popular,
y en donde me ven las muchachas
me ponen a cargosear.

Menchito de aquí, Cirilo de allá,
yo te quiero a vó, lindo che cambá,
un abrazo aquí, un besito allá,
yo no sé qué hacé, me van a matá.

Lo peor es que no me dejan
pidiéndome un autógrajo
yo no tengo nicó ni un auto,
arecó manté un cabayú.
Otras quieren tené mi joto,
el rietrato co de este artisto,
pero sîkî que le voy a dale,
a lo mejor me hacen un payé.

Yo no sé qué hacé, soy muy popular,
me viá a escondé en el malezal,
saludale a usté, a la guaina itá.
Menchito se va Corrientes peguá.
He de co volvé a cantá otra vé,
y hacele callá a un aca guazú.
Agapito aigüé, Giméne tuyá,
Cirilo se va pero volverá.

Grabado por el "Cuarteto Santa Ana" (dirección Isaco Abitbol y Ernesto Montiel), cantando Ricardo Llanos, el 17 de julio de 1947.
Grabado por Isaco Abitbol y su conjunto, cantando Publio Zamudio, en 1968.

Fuente:
Gutiérrez Miglio, R. 2013. Isaco Abitbol "El patriarca del chamamé" y sus cantores. Ediciones El Reino Guaraní. Buenos Aires. p. 249-251.

viernes, 21 de septiembre de 2018

Historiando cantares - Allá por Yahaverê

Hola amigos del blog.
En julio del año 1980 "Los de Imaguaré" graban su tercer disco titulado "Chamamecero" con la siguiente conformación: Julio Cáceres (recitados y canto), "Pocholo" Airé (guitarra), Ricardo "Tito" Gómez (bajo y canto) y Joaquín "Gringo" Sheridan (bandoneón y acordeón). Uno de los temas de este disco, y al cual haremos referencia, fue un hermoso chamamé fruto de la inspiración de "Tito" y que él mismo con su guitarra le dio la primera forma, para luego, en compañía con el bandoneón del "Gringo", naciera "Allá por Yahaverê". Si bien la historia tiene ribetes picarescos, guarda un trasfondo melodramático debido a un encuentro muy fugaz donde nada llegó a concretarse, dejando al "pobre" "Tito" nada más que con los recuerdos de los ojos y labios de aquella guainita...
Pablo


Por Ricardo "Tito" Gómez

Corría el año 1979 y nosotros ("Los de Imaguaré") vivíamos en Buenos Aires. Me refiero a los integrantes originales del grupo citado, a saber: Joaquín “Gringo” Sheridan, Julio Cáceres, Carlos Núñez y yo. En verano de ese año, en ocasión de una visita a Mercedes (Corrientes de todos nosotros, Julián Zini nos invitó a hacer una visita al Complejo de la Laguna del Iberá, entonces sólo poblada por los estereños (LOS LEGÍTIMOS DUEÑOS DE LA TIERRA) porque él quería llevar la Virgen de Itatí para que esa gente la conociera y nos invitaba a nosotros, porque esas familias de estereños jamás habían visto un grupo de chamamé en vivo. 

Allá fuimos entonces a conocerlos y a pasar una semana internados allí, solo que "Carlitos" Núñez no fue no sé bien por qué motivo y solo fuimos con Julián, "Gringo", Cáceres y yo. Confiado como siempre, yo entré a ese espejo de agua inmenso, en que por momentos solo se veían, cielo y agua nomás, muy livianito de ropas. Resultado de mi inconciencia, mis piernas sufrieron quemaduras de segundo grado por haber ido solamente con un short, y en cada familia que visitábamos las mujeres de la casa me ponían cremas para esas quemaduras que dolían, ¡ustedes no saben cómo! 

Una vez cumplidos nuestros objetivos al visitar a casi todas las familias del Paraje Yahaverê, como al otro día regresábamos, resolvimos hacer un gran baile en la casa de uno de ellos e invitar a todas las familias que habíamos visitado…

Pregunté a nuestro guía, don "Cambicho" Barbona, si vendrían guainas y me dijo… "Claro pues chamigo…El paraje tiene muchas de ellas y son hermosas". Entonces, ante esa afirmación y aprovechando que "Gringo", Julio y Julián fueron en una jardinera a invitar a las familias del paraje, yo, con intenciones non sanctas, me las ingenié para desarmar la carpa que habíamos armado entre los cuatro y la saqué del frente de la casa y la llevé detrás de la casa y la re- armé, pero esta vez, entre las cañas de un cañaveral que estaba allí.

Mientras arribaban las familias al atardecer, ya me di cuenta que "Cambicho" había hablado con razón…Iporáma las guainas chamigo! Mientras una guaina, de esa casa donde sería más tarde el baile, nos cebaba mates con tortas fritas que ella misma había amasado para agasajarnos, nos pusimos de acuerdo entre los músicos y dijimos: "mientras 'Tito' acompaña a "Gringo" con su fuelle, yo bailo" -dijo Julio. Y yo respondí: "...claro, pero después vos venís a acompañarlo para que yo pueda bailar, 'tá?" 

Así fue que comenzó el baile y yo ya estaba enamorado de una guainita de ojos de miel y sonrisa de aurora que me miraba insistentemente y que no pasaba de 18 años. Debo aclarar que en ese entonces yo tenía 28 años y todo el don de mujeriego encima. Cuando bailaba Julio, yo tocaba la guitarra y la miraba, y después, cuando me tocaba a mí el baile, salía a bailar con ella, pues con un tácito respeto por el dueño de sus miradas, en esa noche ella no bailó con nadie más que conmigo. En un momento en que no me daba cuenta, porque bailábamos los dos con la luz del sol de noche, que detrás de cada brasita encendida de los cigarros en la ronda que nos cercaba, había un hombre mirándonos, le dije a mi amor de una sola noche: "tengo una carpa allá atrás… ¿Vamos?". Ella me dijo … "Vamos". Entonces, tomándola del brazo encaré para la carpa. Allí entramos y nos encontramos con la desagradable sorpresa de que el cura, sentado en el medio de la carpa, me decía socarronamente..."Hola Tito! Cómo estás?" Ahhh!!! jajajajaja. En esa noche fue muy poca la gracia que me hizo eh? Julián me conocía muy bien, y ya cuando no vio la carpa frente a la casa se imaginó al toque que me traía entre manos. Regresamos a la pista con mi guainita y allí un guitarrero de la zona que ejecutaba con maestría punteados al estilo campero le pidió a "Gringo" que deje el bandoneón y dijo con esa comprensión callada de nuestros paisanos, voy a tocar "El jilguero", un clásico chamamé correntino, para que baile "El músico" notando que "Gringo" no había bailado en toda la noche…Qué generosa es nuestra gente! Así fue, que aunque sea una música, también el "Gringo" Sheridan pudo bailar esa noche. 

Terminaba el baile y mientras todos se despedían mi guainita me tomó de la mano y llevándome donde no había nadie, me besó largamente mientras decía con un suspiro y con una expresión muy usada en Corrientes… "Ohhh, destino en poder ajeno", consciente de que nuestras vidas, jamás volverían a cruzarse ya que yo no volvería jamás a aquel paraje donde conocí sus besos y ella no iría a Mercedes, incomunicados para siempre, ya a partir de esa misma noche porque en ese tiempo no existía Internet, celulares, WhatsApp, ni mbaé añá. 

Al otro día, ya en la canoa de don "Cambicho" que nos llevaba de regreso, yo tomé mi guitarra con toda la nostalgia de lo vivido en esa noche anterior y sugería una melodía con ella, y "Gringo" tomó su fuelle y le dimos la primera idea a esa canción de los dos. Julio entonces tomó lápiz y papel y poetizó las glosas del comienzo que, en forma breve, pintaba lo ocurrido un rato antes, con mucha poesía, ya que a la exclamación de mi compañerita de baile al besarnos de… "Ohh destino en poder ajeno" le dio la belleza de la poesía en la parte que él mismo recita en la grabación de esa canción con estas rimas: "La luna cerró los ojos y en silencio te besé, qué corto el tiempo dijiste y qué grande mi querer!" 

Esto les digo para los músicos que sabrán diferenciar muy bien la parte de tonalidad mayor, indudablemente con el estilo de "Gringo" y la parte en que la tonalidad se convierte a menor, con el tratamiento armónico de la sucesión de acordes y la melodía no muy frecuente para aquellos tiempos, compuesta por mí…

Los que tocamos en esa grabación en este tema, fuimos "Pocholo" Airé, "Gringo" Sheridan y yo. Les dejo abajo el vídeo con la canción…Espero que hayan disfrutado con el relato de cómo nació esa bella canción de amor, sin letra pero con una melodía tan enamorada que toca nuestros corazones, ayé compañeritos músicos?