Traemos aquí la historia de la letra de "Viejo Caá Catí", la gran obra del poeta bonaerense Albérico Constante Mansilla, así como también algunos datos biográficos, ambos relatados por el desaparecido profesor Emilio Noya.
El maestro Edgar Romero Maciel la musicalizó y pronto pasó a integrar la lista de "clásicos" de nuestro Litoral, siendo interpretada por numerosos conjuntos y solistas.
Albérico Mansilla nació el 25 de mayo de 1925 en Sarandí (provincia de Buenos Aires) pero siendo muy chico se radicó en la provincia de Corrientes, más precisamente en Caá Catí. Actualmente vive en cercanías de la ciudad de Córdoba.
Y hoy 15 de junio cumple sus juveniles 71 años la "Novia del Paraná". Estamos hablando de la siempre vigente y querida Ramona Galarza. Y qué más para recordarla en este excelente video grabado en los '70 en donde interpreta quizás la mejor versión del chamamé "Viejo Caá Catí". Las imágenes reflejan exactamente los versos escritos por Albérico.
Un agradecimiento a "Mange" Casís por el material escrito.
Hasta la próxima.
Pablo
Albérico Mansilla en su casa de Mendiolaza (Córdoba).
Fotografía extraída del sitio web del diario "La Voz del Interior".
ALBÉRICO MANSILLA
Por el Prof. Emilio Noya (Saladas, Corrientes)
Albérico Constante Mansilla y Edgar Romero Maciel conforman una dupla autoral abonada con el éxito. Numerosas obras musicales certifican el aserto. Pese a no ser correntino, pues nació en Sarandí, al sur del Gran Buenos Aires, Albérico Mansilla se radica en compañía de los suyos en Caá Catí cuando contaba con sus 12 años de edad y a partir de entonces vive prácticamente solo desde los 15. Su padre, José Vicente, falleció 9 años después de la esposa y, de los siete hijos que tuvieron, el menor ya estaba al cuidado de la hermana del progenitor, en tanto, los cuatro mayores habían organizado sus propias familias, pero el quinto y el sexto -Osvaldo y Albérico- se ven en la necesidad de buscar amparo en la casa de uno de sus tíos que reside en Caá Catí, pequeña población del interior correntino. Antes de dejar el predio natal, cuenta Mansilla que cerró los ojos para preservar la imagen del padre guiando el carro de cuatro ruedas tirado por tres equinos o ejecutando alguna milonga con la guitarra criolla.
Después de completar la escuela primaria, como queda sin obtener una plaza para el inicio del secundario normal con magisterio, se ve obligado a trasladarse por espacio de un año hasta Posadas (Misiones), donde se aloja solitario en una pensión. Más tarde ingresa a la Escuela Regional de Corrientes, coronando sus estudios de maestro y todavía recuerda su primer destino en el lejano paraje Palmitas, donde, y esto parece una constante, "en aquellos días de monte, la soledad empujaba el lápiz del maestro". Luego sobrevendría la conscripción en el D.M 27 de Corrientes, su fallido intento de estudiar Filosofía y Letras en Buenos Aires y por último, a comienzos de los años '50, egresa de la Universidad Nacional de Córdoba con el flamante título de abogado. Desde esa fecha hasta el presente respira el aire de Mendiolaza, próximo a la capital cordobesa donde él mismo edifica su acogedora vivienda. En una entrevista concedida a la sociedad autoral, precisa que escribe letras para canciones desde 1958, todavía durante su estada en la provincia guaraní.
De su producción autoral, la obra que tuvo mayor trascendencia o tal vez la más lograda, que es un elemento objetivo, fue "Viejo Caá Catí", que cuenta con grabaciones de Ramona Galarza, Mercedes Sosa, Ariel Ramírez, Los Trovadores, entre otros. Sin descuidar su profesión, continúa produciendo letras -suman cuarenta y dos las que tiene registradas en Sadaic- en colaboración con Carlos Di Fulvio, Oscar Valles, César Isella, Eduardo Falú -con quien comparte cuatro temas, entre ellos la milonga "Borgeana"-, Dino Saluzzi, Antonio Tarragó Ros, Raúl Barboza, y por supuesto, con el pianista Edgar Romero Maciel. "A veces me sucede que escribo cosas y quedan por ahí, hasta que algún músico se interesa por ellas", confiesa en su tranquilo retiro serrano.
"Salimos temprano, de mañana, cubiertos por impenetrables capas brasileras", memora al inquirirle respecto de las motivaciones que lo indujeron a dedicar una pieza a Caá Catí. "Llevábamos arreando una tropa de 18 vacunos -me sorprende recordar todavía la cantidad- desde Caá Catí a Palmar Grande, camino a Mburucuyá. Muchos más tarde, en Córdoba, ese entrañable recuerdo de la lluvia, el camino arenoso, mi experimentado compañero y los 18 vacunos, me llevó a escribir los versos. Lo demás lo hizo Romero Maciel".
VIEJO CAÁ CATÍ
(chamamé)
Clavado muy hondo
en la historia correntina,
fortín cué del norte
al paso de los avá.
Quiero recordarte
pueblo de mis mocedades
antes que tus calles
queden sepultadas
por el arenal.
Añoro tus quintas
de enfilados naranjales,
tus chinas maduras
quebradas sobre el maizal.
Y tu sol ardiente
que vuelve la tierra arena,
hoy quema mi sangre
cuando al recordarte
digo este cantar.
Estribillo
De Caá Catí
a Mburucuyá
más de quince leguas
hay que atravezar.
Voy al trotecito
cruzando el palmar,
silbando bajito
pronto he de llegar.
Baña tu costado
el bravo Santa Lucía,
vigilan tus aguas
los nativos yacarés.
Y al norte el camino
cambiante lonja de arena
llega a tus barrancas
donde sobre el río
se alza Itá Ibaté.
Quisiera arrancarte
de tu siesta provinciana,
gritarle a tu gente
que no te deje morir.
Echarte a la cara
mi sangre de correntino
por ver si despiertas
de tu antiguo sueño
viejo Caá Catí.
Letra: Albérico Constante Mansilla
Música: Edgar Romero Maciel
Texto extraído de:
Revista "Cuando el Pago se hace Canto" - Edición Nro. 29. Pags. 54-55. 2009.
Publicación anual de la Fiesta Provincial "Cuando el Pago se hace Canto", La Paz, Entre Ríos.
Editor responsable: Centro Cultural "Cuando el Pago se hace Canto".
Coordinación General: Carlos "Mange" Casís, Italia 1395, La Paz (3190) Entre Ríos, Argentina.
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