Para que los que se encuentran lejos de su querido Litoral, no olviden jamás sus paisajes, sus costumbres, su música y su gente...Desde 2007 en la web difundiendo y defendiendo lo nuestro.
martes, 26 de julio de 2011
Víctor Velazquez - La guitarra y el cantor (1969)
La amiga Marta Regner nos quiere dejar este disco del gran cantautor entrerriano don Víctor Velazquez, grabado en el año 1969 (el tercero luego de "Como los pájaros" y "Canción, guitarra y pampa").
Don Víctor nació en Altamirano Norte, departamento Tala, provincia de Entre Ríos, en el año 1931. Con casi 80 años de vida y 50 años en la música, este compositor, guitarrista, poeta, cantor y payador, nos sigue deleitando junto a su compañera inseparable: la guitarra.
Muchas gracias Marta!
martaregner@live.com.ar
Será hasta la próxima.
Pablo
01. LA GUITARRA Y EL CANTOR - milonga.
02. HUELLA DE CUATRO RUMBOS - huella.
03. ESTRELLITA SUREÑA - estilo. (*)
04. QUE NO ME LLORE EL CRISTIANO - milonga.
05. QUÉ SOLITO ESTOY - canción.
06. DE GURÍ SOÑABA - plegaria.
07. PAMPA - cifra. (*)
08. ANDO DETRÁS DE UNA ESTRELLA - milonga.
09. CANTO AL RÍO URUGUAY - canción.
10. MILONGA PARA UNA NIÑA - milonga.
11. LA PRIMAVERA - milonga. (*)
12. PEHUENCHE - loncomeo.
13. MALAMBO. (*)
Autor de todos los temas: Víctor Velázquez.
(*) Acompañamiento de orquesta (dirección de Armando Patrono).
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domingo, 19 de junio de 2011
Historiando cantares - El hormiguero
Todos los pueblos tienen su propia sabiduría, su tipicidad, familias tradicionales, personajes, costumbres, hábitos de vida, es decir, lo que conforma su personalidad colectiva. Son los aspectos culturales y espirituales que perviven en el seno del pueblo y que forman parte de sus afectos, de su tradición y de su historia.
Letra: J. González
Música: Antonio Giannantonio
Revista "Cuando el Pago se hace Canto" - Edición Nro. 30. Pags. 13-14. 2010.
Publicación anual de la Fiesta Provincial "Cuando el Pago se hace Canto", La Paz, Entre Ríos.
Editor responsable: Centro Cultural "Cuando el Pago se hace Canto".
Coordinación General: Carlos "Mange" Casís, Italia 1395, La Paz (3190) Entre Ríos, Argentina.
E-mail: carlosmangecasis@hotmail.com
sábado, 7 de agosto de 2010
"De alas y trinos" - Libro interactivo
Fuente: La Voz.
martes, 3 de agosto de 2010
Aires de mi tierra - Como la cigarra
Hola a todos.
Una nueva amiga y colaboradora de los pagos entrerrianos de La Paz, llamada Belén Martínez, nos deja un trabajo del grupo "Aires de mi Tierra" de esa ciudad.
Muchas gracias Belén!
bel.martinez@msn.com
Hasta la próxima amigos.
Pablo
Integrantes:
Ramón Gómez: guitarra y canto.
Víctor Gómez: guitarra y canto.
Angel Rivero: acordeón a piano.
Colaboración:
Lelio Olivari: teclados en temas 2-8-9-11-12 y 14.
lunes, 2 de agosto de 2010
Viento en popa - Canciones de y por alumnos de Islas del Ibicuy
Pablo
domingo, 11 de julio de 2010
José Antonio "Pirulo" Ibarra - El álbum de los caminos ("La Grabación" Vol. 1)
miércoles, 14 de abril de 2010
El acordeón de un paisano redondo - Don Ricardo Zandomeni
Hola a todos.
El 13 de abril del año 2009, nos dejaba don Ricardo Zandomeni. Por iniciativa de Inés Ricarde, entregamos aquí un humilde homenaje para este amigo al cumplirse el primer aniversario de su desaparición física.
Gracias Inés!
Pablo
Escribe: Tirso Fiorotto (Paraná, Entre Ríos).
Ya preparaba una chamameceada flor entre amigos y nietos, el "Bataraz", para festejar los 80 el 11 de junio, y no vá que tropieza con un infarto.Cayó en su ley, rodeado de fuelles y cuerdas. No hay criollo y no hay gringo que le mezquine en estas horas un sapukay de despedida, porque con Ricardo Bernabé Zandomeni se ha marchado un paisano redondo, redondo y además alegre.
Qué hombre observador. Volver a escuchar las grabaciones con su clásico conjunto "Guayquiraró", es un privilegio. Fino en la afinación de los instrumentos de los músicos más delicados, como fino para calar el espíritu y las costumbres de su aldea, y para interpretar los temas al estilo Dimotta, el "Bataraz" tenía reservado un lugar en su ranchada de la calle Alejandro Carbó, de la capital entrerriana, para todo chamamecero que quisiera hacer la noche allí, con la paciencia, claro de Celia su compañera.Y paciencia, porque Ricardo era amigo de muchos. Había gente de guitarra y acordeón que no podía pasar por Paraná sin saludar al "Bataraz", y algunos le caían con un cordero para no sorprender a la patrona con la heladera vacía.
Así lo recuerdan sus hijos: acomodado a los botones de su acordeón, junto a la ventana, para que los gurises de guardapolvo se demoraran dos minutos en la vereda, a disfrutar bien temprano las melodías nuestras, antes de entrar al aula.Y como era festivo y travieso (eso se nota incluso en sus composiciones), Celia misma lo recuerda con una sonrisa. "Lo conocí en una fiesta, por eso me hizo el chamamé "Paso de la Arena" (ríe). Nosotros vivíamos en Paso de la Arena, y mis padres no sabían nada. Una vez él había tenido un casamiento en El Quebracho, y a la madrugada en vez de venirse para acá, pasaron el arroyo y se me apareció, llegó con los músicos, serían las cuatro de la madrugada. De repente, empiezo a escuchar el acordeón de él...Me había conocido hacía poquito. Y bueno, nos tuvimos que levantar para hacerlos pasar, habían llegado los músicos.
Estuvieron todo el día, y después se vinieron".Y qué cancha, Ricardito, para ponerle humor a las cosas del día, a los asuntos de su gente. Hay una polca, "La Dudosa", que ironiza sobre la muerte de Alfredo Yabrán (eso creemos), y los mismos títulos de sus obras muestran, de entrada, una creatividad innata. Como el valseado "Seguime si podé", la polca "La esquila de la iguana", o la ranchera "Revuelva y deme de abajo".
"Verano de gran calor, / sol a sol, las doce horas, / zumbabam las trilladoras / con el motor a vapor. / De la olla, alrededor, / la peonada y el trabajo / en el recuerdo me trajo / una anécdota de entonces: / dijo el finao Pancho Monge, / ¡revuelva y deme de abajo!".¿Y esa rara esquila? "Con lazos y boleadoras se ve la genta paisana / en la esquila de la iguana y también del yarará, / mucho trabajo haberá para todo el jornalero, / la rusada compra el cuero que usa de cojinillo; / con la cola harán anillos pa' exportar al extranjero".
Chamamecero de pura cepa, Ricardo Zandomeni alcanzó la fama sin embargo por una zaga de tres polcas llamadas "El carro verde", "La vuelta del carro verde" y "El fin del carro verde", homenajes pintorescos al principal vehículo de transporte en las colonias alemanas y al mundo que lo circundaba."En Aldea Valle María cuando volvía / una perrada con tal porfía / a mis caballos no los dejaba de torear. / Y Regina que me esperaba en Spatzankutter / una pollera toda floreada / ella sabía que yo le tráia pa' regalar", dice la polca y sigue: "En Brasilera sí, me paré para descansar...".
Notable, el logro de Ricardo, de incorporar a la música popular los nombres de las aldeas acriolladas, de nuestros inmigrantes.Ese era Zandomeni, acordeón de tres hileras, guitarra, bandoneón, todo le caía a medida. Así podía afinar un violín, una "chancha" como le llaman al contrabajo, y llegó a componer 120 temas, todos registrados, muchos con letra propia, y a grabarlos incluso con su voz tan carismática y característica por el ceceo. "Por todas partes la veo y hasta en la imaginazión...recuerdos de una iluzión", se escuchan las zetas del "Bataraz".
Amigo de Isaco Abitbol, de Mario Millán Medina, de Abelardo Dimotta, nada menos, había recibido en su casa humilde a grandes como Raúl Barboza, Jorge Cafrune, Monchito Merlo, y numerosos cultores del chamamé de Corrientes y Entre Ríos que lo buscaban por la amistad, y por la afinación de sus instrumentos que no entregan a cualquiera.
Edmundo Pérez lo recuerda con gran aprecio. "Jamás le di el acordeón para afinar a otro que no fuera Ricardo, él era muy responsable, y además era un gran melodista y poeta. Nos conocimos en los años '50, cuando le llevé un acordeón para que lo afinara, y después hicimos varias obras juntos", dice con orgullo don Edmundo, otro baluarte de la música del Litoral.
Las voces que acompañaron al "Bataraz"
Juan Cabral, guitarra y voz; Celestino Fernández, guitarra y composición; Federico Gutiérrez, canto y guitarra; Oscar "Cacho" Gauna, canto y animación; Silvia Zandomeni e Inés Ricarde también en la voz; Ariel Zandomeni en la guitarra; "Coco" Zini en el bandoneón; y así podría seguir la lsita de compañeros inseparables de Ricardo Zandomeni en su recordado conjunto "Guayquiraró".
Con él grabaron "Hormiga Negra", Rubén Dolhartz, Edmundo Pérez...Son muchos los discos del grupo dirigido por Zandomeni: "Sangre de toro", "Recordando a Mario Millán Medina", "Brisas montieleras", "Recordando al pago", "Pa' que baile el paisanaje", "A mi pago querido", "Costeando el río Gualeguay", "El carro verde"...con ellos se ganó distinciones en SADAIC y en varias municipalidades de la zona.
Descendiente de italo-austríacos, el músico nacido en la colonia La Argentina (cerca de Villa Urquiza) llevaba su oficio en la sangre, desde que su padre Juan Zandomeni tocaba el clarinete y el violín, y su tío Pancho afinaba instrumentos también, y le legó muchos rudimentos.
Fuente:
Revista "Cuando el Pago se hace Canto" - Edición Nro. 30. Pags. 71-72. 2010.
Publicación anual de la Fiesta Provincial "Cuando el Pago se hace Canto", La Paz, Entre Ríos.
Revista "Cuando el Pago se hace Canto".
Editor responsable: Centro Cultural "Cuando el Pago se hace Canto".
Coordinación General: Carlos "Mange" Casís, Italia 1395, La Paz (3190) Entre Ríos, Argentina.
E-mail: carlosmangecasis@hotmail.com
sábado, 13 de marzo de 2010
Festival de Chamamé de Federal - Edición 2010 - Parte 1
El amigo Julián Páez, periodista de la sección "Espectáculos" de "El Diario" de Paraná, Entre Ríos, nos acerca su trabajo de cobertura que realizó en la edición 2010 del Festival de Chamamé de Federal.
Y agregamos un video obtenido por el amigo Mirko de una actuación de "Cachito" González y "Los Nuevos Reyes".
Muchas gracias Julián.
Pablo
PRIMERA NOCHE
ARTISTAS. La historia de nuevos y viejos valores en la huella del chamamé.
Frente a quienes anduvieron por tantos años por caminos del Litoral, se alzan los referentes del futuro: siguiendo el legado ancestral de aquellos maestros, surgen retoños que trazan su propio cancionero y se forman musicalmente para conseguir la superación. En su labor de cobertura, EL DIARIO dialogó con el reconocido músico Coco Díaz y dos artistas pertenecientes a la nueva generación del chamamé.
Julián Páez
gorijip@hotmail.com
Enviado especial a Federal
Enzo “Cachencho” Galván
A pesar de que las condiciones climáticas frustraron la primera noche del Festival del Chamamé, esta Hoja pudo rescatar en una amplia cobertura la palabra de algunos artistas que suben al escenario Ernesto Montiel en el marco de la gran festividad federalense.
Junto a los referentes las nuevas generaciones, aparecen aquellos artistas clásicos que durante años se formaron en los acordes musicales del chamamé, construyeron una imagen y forjaron una leyenda.
El caso de Enzo “Cachencho” Galván es simbólico: con tan sólo 11 años se consagró como revelación del certamen Nuevos Valores 2009. Pero su historia al lado del acordeón es también un traspaso de posta. Su abuelo, Tito Galván, era ejecutor de guitarra y guitarrón, y también pisó el escenario Ernesto Montiel en las primeras ediciones del Festival del Chamamé, que se realiza desde 1976.
De ahí el nombre que Enzo decidió darle a su grupo: "Herencia de un Guitarrero". Tito Galván permaneció al lado de grandes referentes como Héctor Ballario (con el que llegó a Federal) y Avelino Flores (integrante de aquel “Trébol de Ases” y padre del renovador dúo Rudi y Niní)
Como revelación del Pre Federal 2009, el joven de 12 años fue el encargado de abrir el festival en esta oportunidad. Lo hizo con temas clásicos del repertorio chamamecero, incluido en su nuevo material de grabación, que todavía no se dio a conocer.
—¿Cómo fue tu actividad artística este año?
—Estuve en un festival que se hace en Daireaux (Festival de
—¿Qué noticias hay sobre tu nuevo material discográfico?
—Lo estoy preparando. Me falta grabar el último tema. Lo que la compañía me pide es tener primero uno o dos meses para dar difusión al disco. Luego me entregan los CD para la venta.
—¿Recordás en un día como hoy el legado de tu abuelo?
—Lo recuerdo mucho, porque él ha pisado este escenario (Ernesto Montiel) junto con chamameceros muy importantes. Y siempre tengo presente el regalo más preciado que me hizo: vendió su anillo de oro para comprarme esta acordeón de dos hileras con la que salgo al escenario.
Coco Díaz: trayectoria y herencia
Coco Díaz y Julián
A la par de la difusión a los nuevos valores, EL DIARIO dialogó con el músico santafesino Coco Díaz, encargado de llevar el humor a los escenarios a través del chamamé. Actualmente tiene 74 años y su trayectoria guarda casi cinco décadas de talento y pequeñas historias que hoy quiso recordar.
—¿Cómo nace esta idea de hacer humor a través de chamamé?
—Desde mi juventud yo tuve un referente: Mario Millán Medina. Para mí fue el Molina Campos del chamamé, con el toque de gracia que le da al paisano a través de una pintura musical excelente. En este caso, mi humor es un poco distinto, porque rescato lo que veo en la calle, en los tiempos que corren y en la historia de nuestro país. Pero siempre uno trata de pintar el imaginario a través de la música. Además uno siempre procura cuidar el vocabulario para no llegar con groserías al público y que lo que uno ofrece sea para toda la familia.
—Teniendo en cuenta que integraste la formación de Los Cantores de Salavina, ¿cuándo se da tu inicio como solista?
—En 1966. Cantaba en lo de Miguel Franco (periodista y conductor radial). Él era muy amigo de Víctor Abel Giménez, “El vasco”, que era la persona con la que yo trabajaba. Giménez le dijo un día a Franco: ‘ahí te mando un pollo mío’. Fui a lo de Franco, él me escucho cantando unas milongas y me dijo ‘si querés empezar solo, venime a ver’. Entonces dedicí ir a algunas audiciones. Además de canciones serias tenía unos chamamés de humor, como “La caté”, de Roberto Galarza. Entonces Miguel (Franco) me llevó a Odeón a grabar. Allí me dijeron que tenía que optar entre temas serios y humor. Yo quería las dos cosas, pero finalmente me decidí por lo segundo. El marido de Ramona Galarza era el director artístico de Odeón.
—¿Costó mucho imponer el humor?
—Yo cantaba con los ojos cerrados, porque me daba vergüenza. Hasta que un día Alberto Merlo (reconocido cantor surero) me dijo: ‘lo que hacés con el público es algo muy bueno. Cuando estés cantando, abrí los ojos y mirá cómo se ríe el público. Me di cuenta de que era cierto y me empecé a preguntar cómo era posible. Alguien debe haberte tocado con una barita y dicho: ‘tenés que hacer esto’.
—¿Cómo era tu vida de artista en Buenos Aires?
—Yo vivía en un hotelcito de calle Viamonte (Capital Federal) y, a la vuelta, por calle Córdoba, estaba la grabadora Odeón. Yo compartía mi techo con una barra impresionante de músicos, entre los que estaba “El Indio” Gasparino, quien luego en un futuro sería conocido como Facundo Cabral. Todos vivíamos ahí. El que conseguía alguna actuación en alguna peña compraba facturas y hacíamos unas grandes mateadas con todos los conjuntos en ese hotel.
—¿Y tu primer larga duración, cómo llegó?.
—Un día me llaman de Odeón y me dicen que necesitaban que prepare más temas musicales y que me consiga un acordeonista. En esa época, para grabar un Long Play, algunos tardaban dos años. Primero se grababan los simples y luego el disco grande. Se llamaba “Pará qué te viá’ contar”, y tenía incluido el chamamé con el mismo nombre. El éxito fue impresionante.
—¿Qué esperás en el futuro para el chamamé?
—Soy un agradecido al público. Necesito su caricia. Uno nunca se tiene que olvidar de ellos. Y tengo la esperanza de que los chicos que se acerquen al chamamé lo traten con mucho respeto, y que nunca dejen de andar la huella de los grandes referentes. Me encanta, al mismo tiempo, escuchar a los sonidos de Rudi y Niní Flores, porque son unos músicos impresionantes. Afortunadamente hoy tenemos muchos nuevos valores, buenos acordeonistas a los que no se le puede negar que tienen calidad y talento. Tiene que existir lo tradicional y también la innovación.
Por los caminos de Tarragó
Video cedido gentilmente por Mirko
Cachito González comenzó su trayectoria en abril del año pasado. Es un retoño de la escuela del maestro Andrés Cañete, el prestigioso acordeonista de Tarragó Ros que luego siguió su trayectoria junto a Los Reyes del Chamamé. Hoy, González vive en Rosario, Santa Fe. Comenzó a estudiar desde muy chico e incluso integró la formación de Andrés Cañete y su Conjunto, que subió varios años consecutivos el escenario Ernesto Montiel y fue distinguido con el Cachencho de Bronce.
—Hoy tenés la posibilidad de participar con tu nombre y tu grupo.
—La verdad, tengo una gran satisfacción. Hace muy poco estuvimos en
—¿Cómo te vinculaste a la escuela de Cañete?
—A los 11 años, cuando mis padres me enviaron a estudiar con él. Surgió una amistad, pudimos participar de su conjunto y tuvimos la posibilidad de grabar junto con mi hermana Itatí (González) el disco (el trabajo titulado “Volver sin partir”). Ahora tengo 31 años y estoy muy orgulloso de llevar este estilo tarragosero.
—De ahí el nombre de “Los Nuevos Reyes”. Incluso siguen el estilo en la forma de vestir.
—Exacto. El productor nuestro, Abraham Helú, nos sugirió que el conjunto sea Cachito González… y algo más. Entonces se me ocurrió que sería bueno seguir la huella de Tarragó Ros y Los Reyes (del Chamamé) y brindar al público aquellos sonidos que alguna vez tocaron los maestros. Incluso la forma de compaginar el disco ("Para seguir zapateando") la tomamos de los viejos Reyes: seis temas clásicos y seis nuevos. Es toda una responsabilidad y esperamos la aceptación del público.
Continuará...