Mostrando las entradas con la etiqueta Historiando cantares. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta Historiando cantares. Mostrar todas las entradas

viernes, 3 de abril de 2015

Historiando cantares - El cordionista

Hola a todos.
Les traigo aquí una historia escrita por Bernardo Ranaletti y que conocí hace ya un largo tiempo en un sitio web perteneciente a Julián Zini. Dicho sitio desapareció de la web pero tuve la suerte de guardar una copia impresa del artículo. 
Hace poco tiempo, el amigo "Isaquito" (Walter Magnelli), entusiasta"rescatador" de viejas obras olvidadas o casi perdidas, publicó en su sitio de Facebook el audio del chamamé "El cordionista" de don Mario Millán Medina e interpretado por él mismo. Al instante me vino a la mente aquella historia que yo tenía guardada, así que me puse manos a la obra para ofrecérsela a todos ustedes. Este tema hace referencia al primer "cordionista" que tuvo don Mario en los pagos correntinos de Colonia Porvenir (departamento Goya) y se lo conoció como "El hijo de don Teó". Se llamaba Juan Ramón Diez, padre del amigo Rubén Diez y abuelo de Agustín, talentoso joven músico y destacado principalmente como bandoneonista.
Espero que les guste.
Pablo


Juan Ramón Diez: Primer cordionista de don Mario Millán Medina

Por Bernardo Ranaletti

Sobre lo que les voy a contar no hay escrito, viene por tradición oral de parientes y amigos que aún quedan de aquellos tiempos, en Colonia Porvenir, departamento Goya, provincia de Corrientes, pago natal de Mario Millán Medina (1914-1977). El "cordionista" oficial que tuvo Mario Millán Medina en sus pagos fue Juan Ramón Diez, el hijo de "Don Teó".


Don Juan Ramón Diez, "El hijo de don Teó".
(gentileza de Rubén Diez)

Don Teófilo Diez ("Don Teó") era un inmigrante español, quien luego se casó aquí con Máxima Luque, de estirpe criolla. El padre de don Mario Millán Medina también era un inmigrante español, cuya casa, que data de la década de 1890, está aún bien conservada. Pues bien, el "hijo de Don Teó", Juan Ramón Diez, nació en la Colonia Porvenir el 3 de mayo de 1920 y falleció ahí mismo, prematuramente, el 1° de abril de 1974 y a punto de cumplir 54 años. Era un típico músico intuitivo, de esos que tocan de oído sin fallas. Al igual que su papá, desde chico aprendió a ejecutar a la perfección la "verdulera", la guitarra y el acordeón a piano.

Siendo todavía muy joven, armaron en la comarca con su compoblano y amigo Mario Millán Medina, un conjunto de tres guitarras y un "cordionista" que era Juan Ramón Diez. Durante más de un año recorrieron toda la zona rural actuando en bailes familiares, bailes de santos y también los bailes llamados entonces "de sociedad". Cuando don Mario Millán Medina se dio cuenta de que ese ambiente ya le quedaba chico, decidió largarse para Buenos Aires a probar suerte. Su "cordionista", por razones familiares, no lo acompañó.

Una vez allá, don Mario formó un nuevo "conjunto" y comenzó a cosechar notables éxitos y buenas ofertas de grabadoras. Fue entonces cuando se vuelve rápido a Goya y le propone al "hijo de don Teó" ir a Buenos Aires para ser "cordionista" oficial. Según sus referencias, don Mario había probado con varios, muy buenos ejecutantes, pero ninguno le llegaba a Juan Ramón Diez, cuando se trataba de chamamecear como se debe, o como él quería...


De izquierda a derecha (parados): Celestino Antonio Fernández "Celecho", Oscar Antonio Serra y Federico Uribe. En el centro y sentado: don Mario Millán Medina.
(gentileza de Walter Magnelli)

Y Juan Ramón Diez, lamentando no poder aprovechar esa oportunidad y de yapa recién casado, le dijo a don Mario: "mirá chamigo cómo está mi tabacal, qué linda está mi chacra. Mi tabaco está listo para empezar a juntar...si no fuera así, me arriesgaría a acompañarte". Don Mario se volvió a Buenos Aires, pero antes del año retornó con la misma oferta. Pero el "hijo de don Teó", ya con familia, no se animó a embarcarse en esa aventura, y su amigo don Mario se volvió, resignado a no encontrar nunca el "cordionista" que él soñaba. ¡Cosas del destino!

Pero don Juan Ramón Diez, a instancias de sus amigos, formó un trío: él en el acordeón, "Nené" Rodríguez y Ramón Barría en guitarras y actuaban en zonas de las colonias, sin llegar a grabar ningún disco, luego con el tiempo desaparece el conjunto. Mientras tanto, don Mario en Buenos Aires iba sumando éxito tras éxito, y fue en esa etapa de exitosas creaciones cuando dedica un tema cómico titulado "El cordionista" a su primer compañero de la anécdota que cuenta en ese chamamé, pero para reírse "arrimó" todo por el "hijo de don Teó".

Hasta aquí el testimonio de Rubén Diez, nacido en Colonia Porvenir el 22 de septiembre de 1954, hijo del "cordionista" Juan Ramón Diez y nieto de "Don Teó", retirado del Ejército Argentino a finales de 2011 con el grado de Suboficial Principal. A raíz de esta rica tradición familiar es que don Rubén Diez se ha tornado un "especialista" de las obras de Mario Millán Medina y de los chamameceros, desde 1928 en adelante, mediante recortes, revistas, fotografías, discos, etc.

Los que somos celosos custodios de la identidad correntina, valoramos los testimonios como éste, que contribuyen desde la historia chica a sumar datos por la historia grande, que tendrá que llegar, como el esfuerzo de todos.

A continuación, "El cordionista", interpretado por Mario Millán Medina y su conjunto. Gentileza de Walter Magnelli "Isaquito".




Algunas anécdotas y datos complementarios brindados por Rubén Diez:

"El cordionista" aparece en el año 1945, mi mamá tenía 14 años y las primas hermanas de don Mario Millán Medina, a la vez primas hermanas de mi mamá, le hacían escuchar el tema y la cargaban por el novio (es decir Juan Ramón Diez o "El hijo de don Teó")".

"Quica Medina, prima de don Mario y ya fallecida, me dijo una vez que en el casamiento de Eulalia actuaron mi padre (Juan Ramón Diez) y Millán Medina. Eulalia era prima de papá. Esto ocurría en Colonia Porvenir, allá por el '32 o '33 aproximadamente".

"Mi madre se llama Juana Victoria Zoni, tiene 84 años y nació en Diamante, Entre Ríos".


Rubén Diez (centro) con su hermano Domingo y su madre Juana Victoria Zoni
(gentileza Rubén Diez) 

En marzo de 2008, el conjunto "Jahá Katú" (Vamos, sí) grabó el chamamé "Abril te llevó" con letra de Rubén Diez y música de Rodolfo Martínez. El tema aparece en el disco "Homenaje a los goyanos" (Vol. 2) y es un sentido homenaje de Rubén hacia su padre, don Juan Ramón Diez, "El hijo de don Teó". Participaron de la grabación César Frette (bandoneón), Orlando Ortiz (1ra. guitarra), Rodolfo Martínez (guitarra y canto) y César "Tuky" Ortiz (bajo).

jueves, 25 de diciembre de 2014

Historiando cantares - Aquella ausencia

Hola amigos.
Dejo a consideración la historia del chamamé "Aquella ausencia" de Alfredo Alejandro Almeida y Roque Librado González, que fuera creado en 1968 y grabado recién en 1975 tras el fallecimiento de don Tránsito Cocomarola.
Felices Fiestas y hasta cualquier momento.
Pablo

Alfredo Alejandro Almeida

Cuando Alfredo Almeida tenía diecinueve años estaba de novio en la ciudad de Corrientes con Ramona Soto, que tenía veintiún años y era oriunda de la localidad de Lomas de Vallejos. Pero el noviazgo duró solamente dos años porque la novia falleció cuando corría el año 1961.

Pasaron los años y siempre quedó en Alfredo Almeida el recuerdo de esa novia, y también la idea de escribir algo para ella. Y su intención se concretó algunos años después, en el año 1968, escribiendo los versos y la música del chamamé "Aquella ausencia". Estos fueron los primeros versos que escribió Alfredo Almeida ya que hasta entonces solamente componía melodías, pero éste fue un caso especial, y ya lo venía meditando desde hacía tiempo. Si bien él es el autor también de la música de "Aquella ausencia", la obra fue firmada y registrada el 26 de julio de 1972 en colaboración con Roque Librado González, en retribución por muchas otras gentilezas de la misma índole que Roque había tenido con él.

"Aquella ausencia" lo compuso Alfredo Almeida en su casa del barrio Bañado Norte, en la ciudad de Corrientes, en la calle Vélez Sársfield 449, justo enfrente de la pista bailable "El Odeón" regenteada por Tránsito Cocomarola. Y justamente, por vivir enfrente de esa pista bailable, fue que Alfredo Almeida conoció a Tránsito Cocomarola cuando  se iniciaba artísticamente y formaba dúo con Benito Aquino. Sucedió en una actuación en que no llegaban los cantores del conjunto de Cocomarola, que eran Simón de Jesús Palacios y Santiago Verón, fueron suplidos por el dúo Aquino-Almeida, cuando Almeida tenía solamente quince años de edad.

Volviendo a "Aquella ausencia", ésta su primera letra que fue realizada en el recuerdo de Ramona Soto, continuó con una segunda letra, la del chamamé "Evocación a mi amada" dedicado a Olga García de la localidad de Ituzaingó, a quien Alfredo Almeida conoció en el año 1963.

Tránsito Cocomarola y su conjunto con Roque Librado González (acordeón) y las voces de Alfredo Almeida, Ireneo Ramírez y Lisardo Cáceres.

Si bien "Aquella ausencia" se refiere a una historia del año 1961 y Alfredo Almeida la escribió en 1968, la grabación por Tránsito Cocomarola y su conjunto fue realizada recién en 1972 y publicada después de su fallecimiento en 1975 (disco posmortem "El eterno Taita", Sello Philips n° 6347224; 5531, año 1975).

AQUELLA AUSENCIA (chamamé)

Moría el sol y cual el río te fuiste
sin promesas ni esperanzas de volver,
pero acaso se volvió sumida en llanto
a cobijar con su manto aquel querer.

Contemplando tu partida entre sollozos
hoy un zorzal tan delicado cantó, 
a Dios sólo yo le pido que conserve
como una rosa de mayo su esplendor.

Has empañado con congojas toda mi alma
el invierno despiadado lo llevó
hoy con tu ausencia has dejado una herida
mientras viva lloraré aquel adiós.

Fuente:
-Gutiérrez Miglio, R. 2009. Tránsito Cocomarola "El taita del chamamé" y sus cantores. Ed. El Reino Guaraní, Buenos Aires. 288 p.

sábado, 1 de noviembre de 2014

Historiando cantares - Mi caballo bayo

Hola amigos.
En esta oportunidad les dejo la historia de "Mi caballo bayo", compuesto originariamente como canción por los uruguayos Francisco Brancatti y León Lara y llamada "Mi cabaio baio". Fue grabada por primera vez en el año 1925 por Ignacio Corsini. La primera versión en chamamé fue grabada por Tarragó Ros en el año 1967, cantada por Gregorio de la Vega y con los recitados de Oscar Albornoz.
Por último y para aquellos interesados, recomiendo visitar el blog "Caballos criollos" del médico veterinario Enrique Eduardo Casals, quien hace una excelente descripción de los diferentes tipos de pelaje bayo.
Hasta la próxima.
Pablo

Francisco Brancatti

Con el nombre de "Mi cabaio baio", fue la primera canción que escribió el uruguayo Francisco Brancatti, con música de su compañero León Lara (dúo Lara-Brancatti). Se la ofreció a Carlos Gardel para que la grabara y como el tema tenía cierta similitud con el bambuco colombiano "Mis perros" (de Carlos Gardel y José Razzano), grabado por el dúo en 1919, Carlos Gardel no quiso grabarlo ni quería registrarlo a su nombre. En esa época en la etiqueta de los discos figuraban como autores del tema los cantores que lo grababan.

De todos modos, José Razzano que era su apoderado, decidió publicarlo como perteneciente al dúo Gardel-Razzano, quedando posteriormente como obra de dicho dúo, aunque al grabarlo Ignacio Corsini (1891-1967) en 1925 y en 1928, en los discos, sin figurar León Lara, quedando Francisco Brancatti como autor de los versos. Posteriormente y legalmente la obra quedó registrada como perteneciente a Carlos Gardel, José Razzano y Francisco Brancatti (registrada en Sadaic con el N° 39.776 el 11/01/44 como "Mi caballo bayo", "Mi cabaio baio" y "Mi pobre caballo bayo").

Ignacio Corsini

Entonces, si bien el tema no fue grabado ni por el dúo Gardel-Razzano, ni por Carlos Gardel como solista, fue llevado al disco por Ignacio Corsini en dos oportunidades: la primera de ellas en el año 1925 en sistema acústico de grabaciones, y la segunda, el 25 de junio de 1928 en sistema eléctrico. Varios años después, el 7 de junio de 1944 fue nuevamente grabado, en este caso por la orquesta de Francisco Canaro cantando a dúo Carlos Roldán y Chola Luna.

El autor de los versos de "Mi cabaio baio", Francisco Brancatti, nació en Montevideo (República Oriental del Uruguay) el 2 de julio de 1890, y falleció en Estanislao Zeballos, partido de Florencio Varela, provincia de Buenos Aires, el 4 de junio de 1980. Fue poeta criollo, guitarrista, cantor y compositor. Publicó libros y poemas gauchos, a la vez que fue autor de importantes tangos como "Amigazo", "Justicia criolla", "Contramarca", "Echando Mala", "Esquinita" y "Mandria", entre otros, algunos de ellos grabados por Carlos Gardel, Agustín Magaldi y Rosita Quiroga, además de otros importantes intérpretes. También, Francisco Brancatti, como recitador, intervino en grabaciones con el conjunto de Rafael Rossi, en el año 1971, en las rancheras "Empieza la fiesta gaucha" y "Atrás de la puerta del rancho". Además, es el autor de los conocidos "Mate amargo" (ranchera) junto con Carlos Bravo y "Violetas" (vals) con Juan Maglio.

Tarragó Ros rescató su obra "Mi cabaio baio" con el nombre de "El caballo bayo", y con su letra algo cambiada, para el repertorio chamamecero y la grabó en tiempo de chamamé con su conjunto, el 8 de marzo de 1967 cantando Gregorio de la Vega, con glosas de Oscar Albornoz (disco "Chamamés de Oro" - Año 1967). A partir de allí otros conjuntos litoraleños también grabaron esta obra, pero en algunos casos desvirtuando su contenido dramático.

El conjunto "Los Hermanos Cardozo" dirigido por Emiliano Cardozo lo grabó, cantando el mismo Emiliano con Mario Sandoval, con el acordeonista Manuel Zbinden, en el año 1989.

La letra original de la canción "Pobre mi caballo bayo", cuyo nombre original es "Mi cabaio baio", grabado por Ignacio Corsini en los años 1925 y 1928, figurando en la etiqueta como autores Francisco Brancatti y Carlos Vicente Geroni Flores, es la siguiente:

MI CABAIO BAIO (canción)

Letra: Francisco Brancatti
Música: Carlos Vicente Geroni Flores

Ya no vuelve a mi palenque
mi fiel caballo, no vuelve, no,
ya no relincha de gozo
como cuando alguien lo acarició.
Maldita la suerte perra
que de repente se lo llevó.
Pobre mi caballo bayo
cómo lloraba cuando murió.

Y fue en ese mismo tiempo,
y van dos años, ayer cumplió,
que de una peste terrible
sobre el potrero lo revolcó,
parece que me llamaba
su pataleo me lo anunció.
Pobre mi caballo bayo
cómo lloraba cuando murió.

Allá me fui como flecha
pero en cuantito me acerqué yo
me clavaba sus ojazos
como diciendo "curame vos",
largaba unos lagrimones,
velay, me acuerdo, me estremeció.
Pobre mi caballo bayo
cómo lloraba cuando murió.

Después de un suspiro fuerte
como una piedra se endureció,
ya con el alma rota
le dije, bayo te lleve Dios.
Lo metí en un hoyo grande
y al enterrarlo pena me dio.
Pobre mi caballo bayo
cómo lloraba cuando murió.

La versión grabado por Tarragó Ros, cantando Gregorio de la Vega y recitando Oscar Albornoz es la siguiente:

MI CABALLO BAYO (chamamé)

Letra: Francisco Brancatti
Música: Carlos Gardel y José Razzano

Ya no vuelve a mi palenque
mi fiel caballo, no vuelve, no.
Ya no relincha de gozo
y triste muy triste me encuentro yo.
Fue en este mismo tiempo
hace dos años que se marchó...
Pobre mi caballo bayo,
cómo lloraba cuando él murió.

Lo atacó una peste fiera
que de repente se lo llevó;
se revolcaba en el campo
y como flecha me le fui yo.
Me clavó sus ojazos
como diciendo: "curame vos..."
Y yo con el alma rota
le dije "bayo, te lleve Dios". 

Recitado

Nunca se consoló el buen paisano,
desde que su bayo murió.
Y yo llorando y cantando

pasaba el día añorando a el amigo
inseparable que para siempre perdió.

Mi pobre caballo bayo
como una piedra se endureció.
lo enterré en un pozo hondo
en el potrero donde nació.
Maldigo la suerte perra
que un día se lo llevó...
pobre mi caballo bayo,
cómo lloraba cuando él murió.


Fuentes consultadas:
-Casals, E.E. 2014. Pelajes blanco, bayo, gateado, cebruno, lobuno. Cap. IV. Caballos criollos. http://caballo-criollo.blogspot.com.ar/2014/02/capitulo-iv-pelajes-blanco-bayo-gateado.html
-Periódico Primera Página. 2011. Francisco Brancatti.  http://primerapagina93.blogspot.com.ar/2011/07/francisco-brancatti.html
-Rodríguez Miglio, R. 2012. Manuel Zbinden, acordeonista del chamamé, y sus cantores. Ediciones El Reino Guaraní, Buenos Aires. 111 p.

domingo, 1 de junio de 2014

Historiando cantares - Olguita

Hola amigos del blog.
En esta oportunidad les dejo la historia del chamamé "Olguita", compuesto por el poeta correntino Francisco La Cruz Insaurralde (1926-2002) y musicalizado por el bandoneonista entrerriano Ramón Bernárdez (1926-1998). Fue grabado por 1ra. vez en el año 1956 por Isaco Abitbol y su conjunto y con las voces del dúo Ubeda-Chávez.
Será hasta el próximo "Historiando Cantares".
Pablo


Héctor Chávez y Pascasio "Paquito" Ubeda

El poeta Francisco La Cruz Insaurralde nació en la localidad de San Cosme, provincia de Corrientes, el 9 de marzo de 1926 y falleció el 23 de junio de 2002. Al fallecer su padre, siendo él muy niño, se trasladó con su madre a la ciudad de Corrientes donde residió hasta que finalmente se radicó en Buenos Aires. Comenzó como guitarrista con sólo 17 años para incorporarse luego a diversos conjuntos como guitarrista y cantor. En tal carácter integró el conjunto de "Chito" Morales, el de Marciano Gauna denominado "Los Indígenas" formando el dúo Avalos-Insaurralde, prosiguiendo luego con el mismo dúo en el conjunto "Los Hijos del Taragüí" del bandoneonista Ramón Lovera, pasando luego a dirigir su propio conjunto titulado "Los Gauchos del Litoral" en el que integraba el dúo Del Marino-Insaurralde. En todos estos casos, los conjuntos se presentaron amenizando diversos bailes, en la provincia de Corrientes. A mediados de la década del '50, Francisco La Cruz Insaurralde se radicó en Buenos Aires, exactamente en la localidad de Ingeniero Budge. Posteriormente se incorporó al conjunto "Azul y Blanco" de Ramón Estigarribia, llegando con esta agrupación a los estudios de grabación haciendo glosas y cantando a dúo con Ernesto Sosa, contando el conjunto con el acordeón de Ramón Estigarribia y el bandoneón de "Lulo" Rivero (ver DISCO publicado en este blog).

Finalmente, Francisco La Cruz Insaurralde dejó de integrar conjuntos para dedicarse de lleno a la poesía, logrando un destacado lugar por la calidad de sus versos, que fueron grabados por una gran cantidad de conjuntos. Su obra poética está dispersa y muchos de sus versos aún están inéditos. Incluso muchas de sus poesías fueron registradas por personas que no tuvieron ninguna consideración en las mismas y que figuran como autores, sin serlo, en la grabación realizada por los más importantes conjuntos.

Los chamamés de Francisco La Cruz Insaurralde grabados por el dúo Ubeda-Chávez son "Olguita", "A mi guainita", "Inolvidable" y "Siempre a mi lado, mamá".

Entre otros temas, no grabados por el dúo Ubeda-Chávez, Francisco La Cruz Insaurralde escribió la poesía del chamamé "Susana, la dulce", que en realidad fue titulada por él con el nombre de "Susana de Budge" dedicándosela a Susana, esposa del comentarista radial chaqueño ya fallecido "Moncho" Bordón. Andrés Sosa le compuso la música y el chamamé fue rebautizado como "Susana, la dulce" llevándolo al disco el dúo Sosa-Giménez en el año 2004.

En cuanto a la poesía del chamamé "Olguita", la escribió Francisco La Cruz Insaurralde en su época juvenil, cuando todavía no se había radicado en Buenos Aires. Un día concurrió al hospital de la ciudad de Corrientes, y allí trató circunstancialmente con una joven y linda mujer que era lisiada y que se desplazaba en silla de ruedas. En la ocasional conversación surgida, ella le manifestó que su nombre era Olga. Francisco La Cruz Insaurralde, viéndola enferma, se sintió conmovido y le dijo "te voy a armar unos versos". Como producto de esta situación de su fina inspiración, y en cumplimiento de lo prometido, nacieron los versos del chamamé "Olguita", que son un canto al amor que retorna a la vida del protagonista, que vuelve a ser dichoso al recuperar el amor de Olguita.

Cuando Francisco La Cruz Insaurralde ya estuvo radicado en Buenos Aires, y se integró al ambiente de artistas chamameceros, conoció a Ramón Bernárdez, que actuaba como bandoneonista del conjunto de Polito Castillo. Ramón Bernárdez compuso la música para los versos de "Olguita" y el tema fue estrenado en el programa "Cartelera Correntina" que transmitía Polito Castillo por LS4 "Radio Porteña", por el conjunto del propio Polito Castillo, cantando el dúo Ubeda-Chávez, y el propio Ramón Bernárdez en bandoneón. El tema fue registrado en SADAIC el 15 de abril de 1956.

Inmediatamente, en el año 1956, el chamamé "Olguita" fue grabado por Isaco Abitbol con el dúo Ubeda-Chávez, siendo el primer tema que le grabó Isaco Abitbol a Francisco La Cruz Insaurralde (ver disco "A mi Corrientes porá").

Tapa del LP de Isaco Abitbol y su conjunto (sello Music Hall N° 12.174) que contiene la primera grabación del chamamé "Olguita". 
Gentileza: blog "La Hora del Chamamé" de Pedro Larroque.

OLGUITA (chamamé)

Letra: Francisco La Cruz Insaurralde
Música: Ramón Antonio Bernárdez

Dichoso estoy, vuelvo a sentir
la dulce miel de tu querer
que sin saber un día perdí
y hoy vuelve a mí tal como ayer.

Qué triste fueron las horas,
inmenso mi padecer.
Hoy mi alma ya no llora,
canta de amor y placer.

Se torna hermosa la vida,
es más divino el vergel.
Con tus besos y caricias
dichoso estoy otra vez.

Fuente:

Gutiérrez Miglio, R. 2006. El dúo mayor del chamamé: Ubeda-Chávez y su conjunto correntino. Ed. El Reino Guaraní, Buenos Aires. 80 p.

martes, 4 de marzo de 2014

Historiando cantares - Mate argentino

Hola a todos.
Continuando con este espacio denominado "Historiando Cantares", le toca hoy el turno al chamamé "Mate argentino" de Salvador Miqueri y Avelino Flores. Y que sirva este relato como un pequeño y humilde homenaje a don Salvador, fallecido el 20 de agosto de 2013.
Hasta la próxima.
Pablo




En el año 1982, Salvador Miqueri, recién desvinculado del dúo Vera-Lucero, esta vez definitivamente, fue contratado para actuar en la Fiesta Nacional de la Yerba Mate que se lleva a cabo en la segunda quincena del mes de julio de cada año, en la ciudad misionera de Apóstoles y distante a unos 80 km aproximadamente de Posadas. Lo contrataron pero con la inexcusable condición de que debía interpretar un tema nuevo alusivo al mate o a la yerba.

Salvador Miqueri aceptó la contratación, pasó el tiempo y llegó el día de actuar en el festival y no había escrito ningún tema relativo al mate o a la yerba. Entonces, fiel a su compromiso, salió de su casa en Mburucuyá con destino a Apóstoles para cumplir con su actuación en una camioneta en la que iba con sus músicos. En ella, durante el viaje escribió los versos del chamamé "Mate argentino" que, con la música de Avelino Flores, comenzaron a ensayar durante el mismo viaje.

Así es como llegaron a la ciudad de Apóstoles con el tema ensayado en la camioneta, en el trayecto entre Mburucuyá y Apóstoles, y lo estrenaron en el Festival Nacional de la Yerba Mate del año 1982. Pero lo que en realidad estrenaron fue la primera parte y el estribillo, porque la letra estaba incompleta ya que no había concluido la correspondiente a la primera parte bis.

Luego, ya escrita la parte restante de la poesía, el chamamé "Mate argentino", con la letra completa, fue grabado al año siguiente en 1983 con su flamante conjunto denominado "Avelino Flores-Salvador Miqueri" (disco LP Sello Jaguar N° 9044 "Sólo rumores"). Participaron de la grabación Avelino Flores en bandoneón, Salvador Miqueri en guitarra y 1ra. voz, Gustavo Miqueri en guitarra y 2da. voz, Nini Flores en acordeón, Rudi Flores en guitarra y Eduardo Alegre en guitarra.

El vuelo poético de Salvador Miqueri en el chamamé "El mate nuestro" surge notoriamente al combinar en su imaginación, el color verde de la yerba con el color verde en forma abstracta al que se le atribuye una de las tres virtudes teologales, la esperanza. Y con esa imaginación creadora surge en el cotexto de su poesía la metáfora, el verde de la yerba que simboliza la esperanzada argentinidad.




MATE ARGENTINO

Letra: Salvador Miqueri
Música: Avelino Flores

De las costumbres genuinas,
el mate gaucho tradicional
constituye en mi Argentina
el gusto típico nacional.

Estuvo siempre presente
con el guerrero junto al fogón,
brindando su fe caliente
en tantas lides de mi nación.

Es el mate costumbre criolla
que trasunta en sus adopciones
el latir de los corazones
que se confunden en amistad.
Sus sabores, reminiscencias
del capanga y mensú sufrido,
acuarela del tiempo ido,
fiel compañero en la soledad.

Trajinando de mano en mano,
mil afectos vas cultivando,
los amigos amalgamando
acrisolados en hermandad.
Dios te puso en mi tierra gaucha
y por siempre has perdurado,
con tu verde has simbolizado
la esperanzada argentinidad.

Mensú: trabajador de las plantaciones de yerba mate o yerbatales.
Capanga: capataz de un yerbatal.



Fuente:

Rodríguez Miglio, R. 2008. Salvador Miqueri y el legendario dúo Vera-Lucero. Ed. El Reino Guaraní. Buenos Aires. pp. 46-47.

domingo, 20 de octubre de 2013

Historiando cantares - Sigo esperando

Hola a todos.
En una nueva entrega de "Historiando cantares", presentamos al chamamé "Sigo esperando" con letra de Armando Nelli y musicalizado por Santiago Nicolás Verón. Fue grabado por primera vez por Tránsito Cocomarola y su conjunto, con las voces de Santiago Verón, Lisardo Cáceres y Julio Godoy.
El texto fue extraído del libro "Quevedo-Maidana y su conjunto correntino en el mundo del chamamé" (Ed. El Reino Guaraní, Buenos Aires, 2007) del profesor Roberto Gutiérrez Miglio.
Será hasta cualquier momento.
Pablo



Armando Nelli (1916-1992)
Fotografía: Antonio Tarragó Ros

Una noche del año 1966, en el Salón Princesa, Armando Nelli (Armando Reinald Nelli Grégori) le entregó a Santiago Nicolás Verón una poesía diciéndole "creo que está bien, y si te sale la música, ponésela".



En ese entonces Santiago Verón integraba el conjunto de Tránsito Cocomarola, que actuaba permanentemente en el Salón Princesa. Era la segunda etapa de Santiago Verón en el conjunto de Cocomarola. La primera etapa la había cumplido entre los años 1956 y 1961 como integrante del dúo Verón-Palacios, junto a Simón de Jesús Palacios. Independizado el dúo Verón-Palacios de dicho conjunto, continuó como conjunto propio hasta 1964 en que el dúo se separó. Simón de Jesús Palacios continuó con el conjunto "Verón-Palacios" con la 2da. voz de Catalino Verón, y Santiago Verón volvió al conjunto de Cocomarola.



En esta etapa de su carrera artística, año 1966, estaba Santiago Verón en el momento en que Armando Nelli le entregó esos versos, que finalmente terminaron siendo los del chamamé "Sigo esperando".



Santiago Nicolás Verón

Armando Nelli regenteaba los bailes del Salón Princesa, de la avenida Angel Gallardo 551, de Parque Centenario, que había inaugurado el 1° de enero de 1949. Y en ese salón realizó bailes hasta el año 1971. El salón tenía dos pistas: una arriba, donde se bailaba tango y tropical, y la otra abajo, donde se bailaba chamamé. Una vez que el salón Princesa cerró sus puertas en el año 1971, Armando Nelli abrió, en el año 1972, las puertas del Salón Nuevo Princesa en la sede del Club Premier, en la calle Campichuelo 472.


Le letra del chamamé "Sigo esperando", referida a un amor imaginario, que Armando Nelli le entregó en el Salón Princesa, Santiago Verón se la llevó a su casa de la ciudad de Corrientes para componerle la música. Y lo hizo de la manera que componía habitualmente sus temas musicales. En su casa, parte en el comedor, parte en el patio, tomando mate con su esposa Rosa Díaz, nacida en Mburucuyá, Corrientes. Va componiendo de a poco la música y con un grabador va grabando lo que compone, lo escucha, lo modifica, va agregando, hasta que lo termina. El paso siguiente es que su esposa escuche el tema completo, que opine, y que ella le dé su parecer, su consentimiento. Y así lo hizo también en este caso. La música del chamamé "Sigo esperando", Santiago Verón la finalizó en su casa de Corrientes. Con el próximo viaje del conjunto de Tránsito Cocomarola a Buenos Aires para actuar en el Salón Princesa, con Santiago Verón vino la música de la obra, y allí mismo, se la hizo escuchar a Armando Nelli antes que llegara el público. A Armando Nelli le gustó la música, y luego Santiago Verón se la entregó a Tránsito Cocomarola. De vuelta en Corrientes, comenzaron los ensayos en la casa de Cocomarola, en la avenida Ferré, y finalmente se realizó la grabación en 1966 con el trío de las voces de Santiago Verón, Lisardo Cáceres y Julio Godoy (LP "Postal correntina", Sello Philips, 1967). Previo a la grabación, la obra fue estrenada en el Salón Princesa por el conjunto de Tránsito Cocomarola con el mismo trío de voces (Nota: el profesor Enrique Piñeyro en su libro "Tránsito Cocomarola, vida y obra musical", indica que la grabación del disco se realizó el 26 de abril de 1967. También Gutiérrez Miglio, en una publicación más reciente, más precisamente en su libro "Tránsito Cocomarola, el taita del chamamé, y sus cantores" del año 2009, expresa que la grabación fue realizada en el año 1967).



También en el año 1966, el chamamé "Sigo esperando" fue grabado por el conjunto de Isaco Abitbol con las voces de Luis Alfredo Núñez y Publio Zamudio, el dúo Núñez-Zamudio (LP "Noviecita querida").



La grabación del chamamé "Sigo esperando" efectuada por el conjunto de Cocomarola fue escuchada por Ramón Ubeda y Carlos Alfonso, y como les había gustado se la llevaron a Ramón Quevedo y a "Toto" Maidana, ya que en ese momento eren las voces del conjunto. Y previo ensayo de rigor en la casa de "Toto" Maidana, en Villa Jardín, el chamamé "Sigo esperando" también, en 1966, fue grabado por el conjunto "Quevedo-Maidana" integrado por Ramón Quevedo (acordeón), Juan Feliciano "Toto" Maidana (bandoneón) y las voces de Ramón Ubeda y Carlos Alfonso (LP "Nostalgias del chamamé").


SIGO ESPERANDO

Letra: Armando Nelli
Música: Santiago Verón

Sigo esperando desde aquel día
cuando llorabas y te besé,
que no te pase como otras veces
que arrepentida a mí volvés.
Te has alejado llevando todas
mis ilusiones sin preguntar
si sufriría por esta ausencia
que me obligaste a soportar.

Aquellas noches de clara luna
fueron testigos de tu pasión
cuando entre besos y entre caricias
tú me ofrecías el corazón.
Pero no importa si has olvidado
las ilusiones que en ti forjé,
sólo recuerdo que me has brindado
momentos que nunca olvidaré.

Al evocarte siento nostalgias
porque te quise con todo amor,
si me parece que la distancia
más se ensañara con mi dolor.
No sé por qué yo te quise tanto
para que olvides mi gran querer,
busco consuelo en mi quebranto
pensando un día has de volver.

Fuentes consultadas:
-Gutiérrez Miglio, R. 2007 Quevedo-Maidana y su conjunto correntino en el mundo del chamamé. Ediciones El Reino Guaraní, Buenos Aires. 96 p.
-Gutiérrez Miglio, R. 2009. Tránsito Cocomarola "El taita del chamamé" y sus cantores. Ediciones El Reino Guaraní, Buenos Aires. 288 p.
-Piñeyro, E.A. 1996. Tránsito Cocomarola, vida y obra musical. Sembrando Producciones, Corrientes. 132 p.

lunes, 14 de octubre de 2013

Historiando cantares - El guazuncho

Hola a todos.
Retomando este espacio llamado "Historiando cantares", dejamos aquí la historia del ya clásico chamamé "El guazuncho", obra musical perteneciente a Adolfo Cipriano "Fito" Ledesma y Ernesto Montiel. El texto fue extraído del libro "Fito Ledesma, el capo del chamamé, y sus cantores", del profesor Roberto Gutiérrez Miglio.
Un agradecimiento al amigo Guido Rodríguez por la corroboración de algunos datos (Guido fue asimismo colaborador del presente libro del profesor Gutiérrez Miglio).
Será hasta la próxima.
Pablo

Adolfo "Fito" Ledesma. 
Tapa del disco "Mis recuerdos" del año 1968.

El chamamé "El guazuncho" lo compuso "Fito" Ledesma mientras tomaba mate, repasaba temas y creaba melodías, en su casa de la calle Pringles 1928, entre Curupaytí y Cervantes Saavedra, en General Pacheco, provincia de Buenos Aires. El nombre del tema se lo asignó doña Sebastiana Esquivel, esposa de Dámaso del Valle y madre de Carmen Esquivel, esposa de "Fito" Ledesma. Allí, en la casa de "Fito" Ledesma concurrían numerosos músicos y ocasionalmente también concurría Ernesto Montiel. Tomaban mate, ejecutaban el acordeón, y entre tema y tema solía escucharse "El guazuncho". Corría ya el año 1965 y "Fito" aún no tenía formado su propio conjunto, en tanto Ernesto Montiel estaba al frente de su prestigioso Cuarteto "Santa Ana". Y ese mismo año lo llevó al disco con dicho cuarteto. Pasó el tiempo, vinieron numerosas grabaciones, "El guazuncho" se convirtió en un tema clásico y en un símbolo de "Fito" Ledesma, que luego con su conjunto lo llevó al disco en cinco oportunidades, en los años 1968 (disco "Mis recuerdos", Sello Asunción), 1980 (disco "Poniéndole el moño", Sello Polydor), 1988 (cassette "Aroma de las gramillas, Sello Leader Music), 1999 (disco compacto "Más capo que nunca", Sello San Miguel) y 2005 (disco compacto "Recuerdos entre amigos", Sello Abraham Helú), en algunos casos con glosas, que nada tienen que ver con el guazuncho, a cargo de Isidro Rodríguez y de "Freddy" Acevedo.

Esas mismas, preexistentes y viejas glosas que "Fito" Ledesma incorporó al "El guazuncho" en el año 1988, ya habían sido grabadas antes en el año 1969 por Ernesto Montiel con el Cuarteto "Santa Ana", en el tema "Polquita de Taragüí", perteneciente a Ernesto Montiel, Ricardo Scófano y Lucas Falcón.

"El guazuncho" también fue grabado en el marco del conjunto de Tránsito Cocomarola por "Fito" Ledesma solo con su acordeón con guitarras, sin el bandoneón del "Taita", en el año 1967.

Cabe acotar finalmente y por otra parte, que el guazuncho es el nombre de un animal, un venado montés de color canela oscuro, y que a él se refiere el nombre que le asignó doña Sebastiana Esquivel, suegra de "Fito" Ledesma, al famoso chamamé.

EL GUAZUNCHO

Gritan gloria los cantares
desde la tierra al confín,
vibra el sonoro clarín
que esparce notas galanas
saludando con su diana
la tierra de San Martín.

Música: "Fito" Ledesma y Ernesto Montiel

Grabado por "Fito" Ledesma y su conjunto en 1968 y 1980 sin recitado, en 1988 y 2005 con recitado por Isidro Rodríguez, y en 1999 con recitado de "Freddy" Acevedo.

Texto extraído de:
Gutiérrez Miglio, R. 2012. Fito Ledesma "El capo del chamamé" y sus cantores. Ediciones El Reino Guaraní, Buenos Aires. pp. 179-180.

lunes, 8 de julio de 2013

Historiando cantares - Caraícho

Hola a todos.

Gracias a la colaboración del amigo Angel Miguel Luna, quien me dio a conocer el sitio web "Campo Litoral" de la ciudad de Santa Fe, les dejo este relato en donde se cuenta la historia del ya célebre "Caraícho" Ledesma, aquel personaje que fuera inspiración para que el genial Mario Millán Medina lo retratara tan risueñamente en la poesía chamamecera. 

Y qué mejor idea ésta que la de incluirla en un "Historiando cantares". Aquí está entonces para todos ustedes, la emocionante historia de "Caraícho" Ledesma. 
El texto completo así como la fotografía adjuntada (gentileza de la familia Yermanos) puede ser leído desde su fuente original en el sitio web "Campo Litoral", suplemento del diario "El Litoral" de Santa Fe (link de acceso AQUI). 
Hasta la próxima.
Pablo


Estampa correntina: la boina, el pañuelo y el Colt a la cintura. 
Fotografía gentileza de familia Yermanos.


CARAÍCHO LEDESMA

La historia de un hombre, de una amistad y de una vida que, a veces, separa a los hombres que la transcurren mano a mano, forjando un lazo que perdura para siempre...

“Caraícho” Ledesma habría nacido en Corrientes allá por el año 1912. De chico, con su hermano mayor y su madre cruzaron el Río Paraná a Villa Ocampo (provincia de Santa Fe), pues la cosecha de caña de azúcar daba trabajo a mucha gente y ellos estaban necesitados. Con el paso de los años, “Caraícho” se fue haciendo un mozo simpático, querido por todos, amante de una buena caña por las noches y en los domingos -cuando podía- se tomaba más de una, porque ese día no se trabajaba. No le disgustaba trabajar en la cosecha y cuando ésta finalizaba realizaba changas varias, como ayudar en las yerras, cuidar y arrear ganado y tantas otras tareas propias del campo.


Una noche, fuera de época de zafra, en el rancho donde aún vivía con su madre, su esposa Ana y sus dos hijos, la madre le comentó que en la barraca de Doña Mónica de Yermanos pedían un ayudante. El hombre nunca había trabajado en una barraca y saladero de cueros, pero era rápido para aprender cualquier oficio.



A la mañana siguiente, se presentó con su mejor ropa en la oficina de la barraca y allí encontró al hijo de Doña Mónica, Hugo, que ayudaba a su madre en el negocio de los cueros. Éste, sentía fascinación por la gente con aire diferente, con algo que demostraba inteligencia y honradez. Y apreciaba, con el mejor humor, la imaginación. Escuchó atentamente la historia de “Caraícho”, en silencio. Una historia larga, llena de detalles sobre el viaje de Corrientes a Villa Ocampo, de peripecias increíbles, de anécdotas sobre las zafras, donde nunca faltaba algún “aparecido”, “pora”, “angüera”, “lobizón”, “luz mala” o algún muerto por cuestiones de amor o enfrentamiento con los “Gorra Caldera”, etc.

Hugo, que a partir de ese momento pasó a ser su “Cumpa”, contrató de inmediato  a “Caraícho”. Acordaron la paga y los días y horario de trabajo.

De a pata

Hugo le insistía siempre que usara las botas, porque la salmuera era brava y podía estropear la piel de sus piernas. “Caraícho”, habituado a la alpargata, le escapaba a las botas de goma, pero de tanto en tanto y cuando éste último lo miraba, las usaba para dejar conforme a su patrón.

Hugo se casó, tuvo sus hijos, “Caraícho” tuvo tres hijos más, lo que sumaban cinco y los años fueron pasando. La barraca era próspera y nunca faltó en el hogar de “Caraícho” la comida para su familia, la ropa y los útiles para la escuela de sus hijos.

Durante muchos años siguió todo con la rutina acostumbrada. Don Hugo y “Caraícho” envejecían, sus hijos se hicieron grandes. Los chicos de la familia y de todo el barrio, lo esperaban todos los días que regresara del matadero con sus achuritas con las cuales preparaba una fritanga que era devorada en pocos minutos por los chiquilines, quienes inflaban la “chupa” (vejiga) de los animales para jugar a la pelota. El hombre tenía un imán para atraer a los niños y hacerlos reír con su forma de hablar, con sus interminables anécdotas, su risa y las visitas a la barraca. Los dos hijos mayores de “Caraícho” se radicaron en Buenos Aires, buscando nuevos horizontes y una vida que en el pueblo nunca tendrían.

Una mañana, al alba, Don Hugo se acercó a la barraca, en silencio, y vio los pantalones de su peón arremangados y a pesar de la escasa luz, notó las pantorrillas de “Caraícho” totalmente ulceradas, por el efecto de tanto contacto con la salmuera. “Vamos, vestite, te voy a llevar a Reconquista para que te vean los médicos”- ordenó Don Hugo. Y partieron enseguida. Los médicos que vieron las piernas de “Caraícho” coincidieron en que no podía trabajar más con la salmuera y le recetaron unas pomadas y unas pastillas que todos los días debía tomar.

Durante los días que siguieron, la esposa de Don Hugo controlaba que “Caraícho” tomase las pastillas y se pusiera las pomadas. Algo mejoraron las piernas, pero Don Hugo ya había puesto a otro peón para que entrara a la batea a trabajar con la salmuera. A “Caraícho” le hacía hacer mandados y le pedía que ayudara a cargar y descargar el camión, de tanto en tanto y se lo llevaba siempre en los viajes a buscar cueros.

Destino final

Y un día, Eladio, el mayor, le dijo que iría a buscarlo para que pasara unos días en Buenos Aires. “Caraícho” le preguntó a Don Hugo si le daría permiso, y su patrón, con voz apagada le contestó que podía ir cuando quisiera, que le iba a hacer bien tomar un descanso y conocer la Capital. Y “Caraícho” partió. Don Hugo se despidió de él con un abrazo, sintiendo el corazón apretado por la angustia. “Caraícho” le dijo, antes de que el ómnibus arrancara, por la ventanilla: - “Prontito nomá estoy de vuelta, “Cumpa”, quédese tranquilo”.

Pasaron quince días, pasó un mes y no había noticias de “Caraícho”. Don Hugo, entonces, comenzó a escribirle cartas, en las que decía que todos lo extrañaban y podía volver cuando quisiera y que además se ofrecía para ir a buscarlo. Como respuesta llegó una carta del hijo mayor, donde le pedía que mandara todos los papeles de la jubilación de su padre, para poder cobrar en Buenos Aires. Don Hugo hizo tal como se lo pidieron. En los meses siguientes mandó más cartas, todas ellas sin contestación.

Como al año, llegó a Villa Ocampo la noticia de que “Caraícho” había muerto, según dichos de sus allegados, de tristeza por no poder volver a su terruño. Para Don Hugo fue un golpe difícil de superar. Días después, llegó al pueblo Emilio, el segundo de los hijos de “Caraícho”. Buscó a Don Hugo y le entregó un paquetito, con las cartas que Don Hugo había mandado a su padre, “pero mi hermano nunca quiso que papá las leyera, porque no quería que le volvieran las ganas de regresar, y yo tuve que obedecerle. Papá, antes de morir, nos pidió que le escribiéramos a usted para que lo vaya a buscar. Pero ya no hubo tiempo”. Al oír esto, Don Hugo dejó escapar un sollozo de su pecho y no pudo contener las lágrimas que brotaron de sus ojos.

Una noche, al llegar a la cantina del pueblo se encontró con un hombre desconocido. Era un compositor de chamamés, que pasaba por Villa Ocampo buscando historias para su repertorio. Don Hugo se presentó y le dijo: “Soy el dueño de la Barraca Yermanos y tengo la historia que usted busca”. Hablaron por horas, y ya de madrugada, se despidieron. Meses más tarde, en todas las radios del nordeste se escucharía uno de los chamamés más sentido y pintoresco que por tiempo se había escuchado en el litoral: “Caraícho”, de don Mario Millán Medina.


Don Mario Millán Medina
(fotografía gentileza del Sr. Rubén Diez, Goya, Corrientes).

CARAÍCHO

Letra y música: Mario Millán Medina

Si vengo arrastrando el poncho
agárrenla como quieran,
soy criollo y tengo plata
no tomo copas ajenas.

A ver ché gringo bolichero
servile a todos la vuelta
que le tiro por la cara
al gente “aigüé” que me desprecie.

Soy criollo pa’ lo que gusten
y tengo plata aquí ande quiera
aunque venga con revólver
el más mentao “gorra caldera”.
No le temo a las “poras”,
ni le temo a las “angüeras”
si habré corrido fantasmas
y también a los “gorras queseras”.

II

Soy criollo trabajador,
sirva gringo a quién le guste
que si me doy vuelta el cinto
no será por charamuscas.

Soy Caraícho Ledesma
el que grita y las aguanta
y si tengo gana ‘e pelar
ha’ e ser porque tengo plata.

Soy criollo pa’ lo que gusten
y tengo plata aquí ande quiera
aunque venga con revólver
el más mentao “gorra caldera”.
No le temo a las “poras”,
ni le temo a las “angüeras”
si habré corrido fantasmas
y también a los “gorras queseras”...

sábado, 22 de junio de 2013

Historiando cantares - Canto a mi madre

Hola a todos.

Continuando con este espacio que dimos en llamar "Historiando cantares", dejamos la historia del chamamé "Canto a mi madre", compuesto en el año 1959 por Héctor Chávez y Salvador Miqueri. Como un dato curioso, este tema fue grabado casi 40 años después por Héctor Chávez con su Conjunto "Úbeda-Chávez", con el acompañamiento en la 1ra. voz de Ada Azucena Vallejos.
Hasta la próxima.
Pablo




Conjunto "Tradición": Héctor Chávez (guitarra y 2da. voz), Ramón Bernárdez (bandoneón), Paquito Ubeda (guitarra y 1ra. voz) y Lorenzo Valenzuela (acordeón). Fotografía tomada del sitio Fundación "Memoria del Chamamé".


Héctor Chávez junto a Pascasio "Paquito" Úbeda, integraba el dúo "Úbeda-Chávez" y desde el año 1954, junto a Ramón Bernárdez en bandoneón y a Lorenzo Valenzuela en acordeón, en el marco del "Conjunto Tradición", realizaban permanentes y exitosas actuaciones en el Salón Verdi de La Boca, a la vez que realizaban giras artísticas por diferentes localidades del interior del país, y en particular por el Litoral. En una de esas giras el "Conjunto Tradición" realizó actuaciones en la ciudad de Mburucuyá, y allí Héctor Chávez conoció a Salvador Miqueri y a Eustaquio Vera.

Años después, corría 1959, Héctor Chávez compuso una música y escribió unos versos dedicados a su madre, doña Margarita Barrufaldi, exaltando sus virtudes, y a la vez demostrando su amor filial. Pero si bien la música estaba completa, los versos que había escrito solamente eran los de la primera parte y el estribillo, faltando los versos de la repetición de la primera parte musical, de la primera bis. En esos días fue a visitar a Salvador Miqueri que se encontraba en Buenos Aires porque el Conjunto "Vera-Lucero" había venido a grabar discos. Salvador Miqueri, Eustaquio Vera y los músicos del conjunto estaban alojados en el hotel "La Argentina", de Avenida de Mayo 860, y allí fue Héctor Chávez a visitar a su amigo. Conversando sobre aspectos artísticos y musicales, Héctor Chávez le mostró a Salvador Miqueri la música y los versos que había escrito para su madre, y juntos subieron a la habitación del hotel. Y allí, en la habitación del hotel "La Argentina", en unos minutos nomás, Salvador Miqueri escribió los versos correspondientes a la primera parte bis de la obra, completando la letra del chamamé "Canto a mi madre".


Entre las grabaciones realizadas en ese año 1959 por el Conjunto "Vera-Lucero", Salvador Miqueri incluyó entonces el chamamé "Canto a mi madre", con su letra completa (Nota: en este blog se lo puede descargar desde el disco "Mburucuyá de mi infancia"). Integraron este conjunto, Argentino Lucero (Salvador Miqueri) en 1ra. voz y guitarra, Eustaquio Vera en 2da. voz y guitarra, Avelino Flores en bandoneón y Norberto Gómez en acordeón. Luego lo grabó el dúo "Dalera-Carranza", integrado por Rodolfo Dalera y Aldo Carranza, que interpretaban música cuyana y habían sido cantores del conjunto del pianista Alberto Castelar. 



En el año 1962, el dúo "Úbeda-Chávez" se desvincula del "Conjunto Tradición" para formar el Conjunto "Úbeda-Chávez". Corría el año 1993 y volvía a unirse una vez más el dúo "Úbeda-Chávez" (por 3ra. vez), después de largo tiempo, integrado por Ramón Arias (acordeón) y con Gabino Chávez (hijo de Félix Chávez), en 3ra. voz y guitarra. Esta formación grabó dos discos: "El esperado regreso del dúo Ubeda-Chávez" (1993) y "Canto de mi raza" (1995). En el año 1997 se aleja Gabino Chávez y se incorpora al grupo, Ada Azucena Vallejos. Alcanzan a grabar el disco "Soy" en dicho año, desintegrándose nuevamente el conjunto (por 4ta. vez y en forma definitiva). En este disco "Soy", en el año 1997 y luego de casi 40 años de haber creado "Canto a mi madre", Héctor Chávez haciendo la 2da. voz, graba su chamamé con Ramón Arias (acordeón), "Paquito" Úbeda (guitarra) y Ada Azucena (1ra. voz). 


Conjunto "Úbeda-Chávez" (año 1997): Pascasio "Paquito" Úbeda, Ramón Arias, Héctor Chávez y Ada Azucena.

CANTO A MI MADRE 
(Héctor Chávez - Salvador Miqueri)

Con la ternura suprema
dedico mi humilde canto
a mi madrecita buena,
la del amor puro y santo.

La que con tiernas caricias
ha hecho que mi existencia
se poblara de delicias
cual un niño en su inocencia.

Estribillo


Por eso yo elevo
mi cantar a Dios
y con él mi ruego 
para que 
premie su amor.
Amor que en el mundo
otro igual no habrá
porque es tan profundo
que por siempre reinará.

En mis horas no hay tristeza
si te veo madre mía,
tan feliz soy cuando besas
que rebozo de alegría.
No quisiera verme nunca
huérfano de tu ternura,
pues sería mi vida trunca
desdichada, sin dulzura.



Fuente:

Gutiérrez Miglio, R. 2008. Salvador Miqueri y el legendario dúo "Vera-Lucero". Ediciones El Reino Guaraní, Bs. As. p. 40.