domingo, 30 de diciembre de 2007

Danzas de mi Litoral: la chamarrita

Cruzó el océano en barco, envuelta en perfumes de tabaco, vino, limón y naranja de las portuguesas Islas Azores, donde nació nadie sabe cuándo, pero sí para qué: para alegrar al pueblo, para hacer cantar a los juglares de las calles y bailar a las parejas en los patios. Desembarcó en el sur de Brasil, se subió a las canoas que bajaban por el río Uruguay y desparramó sus sones hacia el este y el oeste, cambiando a veces de nombre y modificando apenas el ritmo, hasta detenerse y quedarse para siempre en Entre Ríos para formar parte de su identidad. La chamarrita, esa música tan entrerriana, se reconoce de todos modos si la nombran chimarrita o cimarrita, como en Brasil, o chamarra, como en algunas zonas de Uruguay.

Cuenta Ruben Cuestas –ese símbolo de la música entrerriana junto con su hermano Néstor, con quien integró durante décadas el célebre dúo Los Hermanos Cuestas– que la chamarrita vino con los azoreros (los nativos de las Azores) que emigraron de sus islas debido a la superpoblación y que, al llegar a América del Sur, algunos se quedaron en Brasil y se establecieron en Rio Grande do Sul; otros siguieron de largo y fundaron Yaguarón; un grupo marchó en diagonal hacia el sur por el territorio uruguayo y dio origen a Colonia del Sacramento, y los demás “cruzaron el río de los pájaros –que eso significa Uruguay– y se corrieron hacia el oeste, hacia la zona del Gauyquiraró –”pequeño gordo pintado”, afluente del Paraná y límite con Corrientes–, y que fue así como su música echó raíces junto con ellos en el nuevo e inmenso suelo americano.

Y en ese punto Ruben (sin tilde, por ser su nombre de origen oriental) se detiene para hablar de Linares Cardozo (Rubén Martínez Solís, 1920 - 1996), ese maestro entrerriano que se dedicó a rescatar la cultura del pago en todas sus vertientes: la música, la pintura, la historia, la investigación y tantas más.

“Fue don Linares –señala Ruben– quien redescubrió la chamarrita en el límite de Entre Ríos y Corrientes, y por eso compuso La lindera, una canción cuyo título la define. Es que esta música se Se la reconoce de todos modos si la nombran cimarrita o chamarra Los hermanos Cuestas había ido perdiendo en Corrientes, donde reina el chamamé, y se estaba desdibujando en Entre Ríos hasta que el investigador, tras pacientes y constantes rastreos, logró rescatarla y difundirla con las características que hoy la identifican. Escribió el periodista Luis María Serroels sobre don Linares: “Interminable lista de títulos jalonan su obra creativa, pero ha sido un ritmo, la chamarrita, lo que nos llevó a sentirnos depositarios de un género que en pocos años terminaría consagrando nuestra identidad musical”.

Algunos folklorólogos aseguran que el actual rasguido doble o sobrepaso correntino, no es otra cosa que la vieja chamarrita. En Uruguay, el ritmo de la chamarra es a veces un poco más rápido que el de este lado del río.

LATIDO ENTRERRIANO
Los Hermanos Cuestas supieron ponerle voz, música y silbido –sobre todo, silbido– a tantas chamarritas que ya perdieron la cuenta, pero no el ritmo. Porque aunque se dediquen a otras actividades, su corazón late al compás de la música que los identifica con su pago y con su gente.

Ruben, que vive en una casa en las afueras de la ciudad de Paraná –de donde muchas veces no puede salir a causa de las tremendas lluvias que se ensañan con una región maltratada por los hombres– es presidente de la Comisión Permanente de Homenaje a Linares Cardozo, uno de cuyos logros fue insertar el Día de la Chamarrita Entrerriana –el 29 de octubre– en el calendario escolar, idea que en 2004 se convirtió en Ley Provincial.

El músico, con más alegría que nostalgia, dice del dúo que conformó con su hermano menor: “Los Hermanos Cuestas imaginamos con inmensa satisfacción que nuestra propuesta musical, que rescatara en la década del 50 el gran Linares Cardozo, haya sido tomada con regocijo por los entrerrianos, que se sienten identificados y, más aún, que haya traspasado los límites nacionales logrando que su nombre, chamarrita, sea sinónimo de Entre Ríos”. El más joven del dúo, que vive en la ciudad de Diamante, sede del Festival de Folklore provincial, expresó tiempo atrás: “Me llamo Néstor Cuestas y, con mi hermano Ruben presentamos la chamarrita con una melodía original. Diamante y la provincia entera son una canción; canta el monte porque es cuna de pájaro, el río porque es cuna de piedra, y el bronce porque es sede de héroes”.

Ambos coinciden en la felicidad que les provoca oír esta música en otras voces, y se emociona Ruben cuando señala que el maestro Linares En Uruguay el ritmo de la chamarra es a veces un poco más rápido escribió el “himno” de su provincia: “Entrerriano/pa’ lo que guste, paisano,/en un apretón de mano/se va toda mi amistad”.

LATIDO ORIENTAL
Se llama Héctor Numa Moraes, es uno de los máximos representantes del canto popular uruguayo, nació en Curtina –un pequeño pueblo del departamento de Tacuarembó, ese pago norteño donde nadie duda de ser coterráneo de Carlos Gardel–, y tiene mucho para decir sobre la chamarrita, uno de los ritmos que integran su cancionero y, tal vez, el que más hermana a los territorios más hermanos: la provincia de Entre Ríos y la República Oriental del Uruguay.

Dice Numa: “La chamarrita es un ritmo que desde muy gurí pobló mi universo cancionero. Llegaba a través de acordeonas gaúchas y se mixturaba al cruzar la frontera, pero también me llegaba desde otro lado porque, cuando iba a Tacuarembó don Aníbal Sampayo (el cantor de Paysandú cuyo estilo es el más próximo a las formas conocidas en el Litoral argentino), siempre cantaba alguna chamarrita, distinta de las que llegaban del norte. ¿En qué estaba la diferencia? Por supuesto, no lo podía saber. Sólo que a veces le decíamos chamarrita, otras veces chamarra, y Pedro Larrique, cantor de Durazno, grabó una cimarrita... Cuando José Carbajal, El Sabalero, aparece cantando, interpretaba muchas chamarritas, y era de Colonia. Es decir que ese ritmo estaba muy metido en todo el cancionero uruguayo”.

Y continúa el cantor con sus recuerdos, que involucran al mayor referente vivo de los estudiosos de la cultura del país, su ex profesor de Literatura y compañero de tantas obras musicales, Washington Benavides: “Cuando preparamos con Washington el primer disco, él recordó una vieja melodía que cantaba su padre, en portugués: ‘La chamarrita no es de aquí,/es de allá, de la frontera,/ella vino de gallo en gallo,/cantó de nuevo en nuestra tierra’, y fue ésta la primera canción que canté con texto de Benavides, ya que él tradujo esta estrofa y le agregó otras hermosísimas... pero el ritmo que utilizamos no fue de chamarrita sino de habanera. ¡Una habanera que le canta a la chamarrita!”

Algunos difusores de este ritmo interpretado con acordeón, a veces piano, bandoneón, guitarra y en algunos casos hasta con arpa, y que se baila en pareja enlazada, son nombrados con respeto y admiración por Ruben Cuestas: Tarragó Ros (padre), Mario Millán Medina, Ricardo Zandomeni, Edmundo Pérez, Abelardo Dimotta, Ariel Ramírez y Los Trovadores.

Los mismos Hermanos Cuestas, en toda su obra, hicieron hincapié en la chamarrita, “dignificándola con orquesta y coro” y sumando el célebre silbido que los caracteriza, con el que recrean el trinar de los pájaros de la región.

Otros cantores también aman esa música. Uno de ellos es Antonio Tarragó Ros (hijo), que compuso "La chamarrita entrerriana"; Los Musiqueros Entrerrianos (“Chamarrita de Entre Ríos/ chamarrita de las costas/bellos paisajes queridos”) y Los del Gualeyán, entre tantos.

Fuente: Patricia Salvarrey (Cosas Nuestras - Revista de Cardón).

COREOGRAFIA

Cuando en la provincia de Entre Ríos se produce el rescate musical y la difusión de la chamarrita por obra y talento de don Linares Cardozo y se investiga acerca de la posible coreografía de la danza por parte de Aníbal Sampayo y don Florencio López; o argentinos y orientales saben de la chamarrita por la seriedad de estudios realizados por el uruguayo Dr. Fernando Assunção, Edmundo Pérez, entonces joven intérprete, se apasiona por el tema y graba por primera vez la chamarrita con medida coreográfica, lo que le permite a nuestros cuerpos de danzas provincianos, mostrar la galanura de nuestra música y de nuestra danza prohijada, la que llegó de allende el mar.

Fuente: álbum "Presencia litoral" de Edmundo Pérez. (P) 1998 Discos Redondel. CD N° 45036.

Para saber más de esta danza:
http://es.wikipedia.org/wiki/Chamarrita

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